Conversé con el ministro de Educación Carlos Gallardo, dirigente y fundador del Sindicato Unitario de trabajadores en la Educación del Perú (SUTEP), y de forma pausada y serena expresó:
“Vino a mi memoria que, en los setentas, el gobierno de las Fuerzas Armadas, recluyó a un centenar de profesores integrantes del SUTEP en EL SEPA, un penal en medio de la selva peruana que albergaba a los delincuentes más peligrosos del país”.
Continuó…
“En esa década, EL SEPA se había convertido en una prisión política de máxima seguridad. Los gobiernos de ese periodo enviaron dirigentes políticos y sindicales a esa cárcel sin paredes, pero cercada por la selva inhóspita y sus fieras. Nuestra primera gran victoria fue que nunca pudieron detener nuestros ideales y doblegar nuestra moral”. Lo contaba con la autoridad que le dan los años. Seguidamente expresó lo siguiente:
“Estando en prisión, recibimos una invitación de los otros internos para participar en un campeonato de fútbol. Los equipos se formaban de acuerdo a los delitos cometidos, el equipo de abigeos, el equipo de robo, etc.”.
“También participaba el equipo de la Guardia Republicana, encargados de custodiar el penal, que se caracterizaban por su fortaleza física y la rudeza de su juego. A pesar de la calidad de los otros equipos y jugadores muy habilidosos, los republicanos siempre campeonaban”.
“Decidimos participar, dejar por un momento nuestras reflexiones y escritos (cuentos, poemas, ensayos, pronunciamientos, etc.); y se conformó un equipo formado por profesores jóvenes y de educación física”.
“Se inició la competencia y comenzamos a ganar, victoria tras victoria, alegría tras alegría, con unidad y mucho esfuerzo, como en las luchas sindicales, llegamos a la final del campeonato”.
“Nuevamente los republicanos llegaban a la final, pero la sorpresa era que los profesores, los presos políticos, jugarían ese partido. Como en las luchas sociales, la mayoría se solidarizó con nosotros, las barras de los diferentes equipos nos alentaban”.
“Llevamos ese partido a un nivel político, nos enfrentamos a las fuerzas policiales que reprimen las luchas populares, nos enfrentamos a la reacción uniformada, claro ahora estaban con ropa deportiva, igual que nosotros”.
“Finalmente, vencimos y recuerdo que entre la barra un profesor, gritó con alegría y mucha fuerza, pásame la S, pásame la U…, qué dice compañeros, ¡Sutep!, agítenlo compañeros, ¡Sutep!, ¡Sutep!, ¡Sutep!”.
“Esta pequeña historia es para recordar que los derechos que tienen los trabajadores y los profesores es el resultado de las luchas sindicales, que muchos dirigentes perdieron la libertad o la vida; pero nunca perdieron su dignidad y la esperanza de construir un mundo diferente”.
Sus recuerdos y optimismo reflejados en su rostro nos hablan de que llegarán nuevos tiempos… (*) Congresista de la República por Perú Libre
(*) Congresista de la República por Perú Libre
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