Opinión

El Parlamento: ¿crisis sin retorno?

Por: Víctor García Toma

La cada vez más distante relación entre Parlamento y ciudadanía, tiene visos de hacerse crónica e irreversible, salvo que un conjunto de reformas políticas, electorales y reglamentarias, así como una recreación del sistema de partidos y un cambio de hábitos políticos puedan lograr detener y revertir dicho deterioro que afecta directamente a la democracia.

En relación a las reformas se requiere de la reinstauración de un Senado que le devuelva al Parlamento la reflexión, madurez y visión nacional de la actividad legisferante. Se necesita modificar las circunscripciones lectorales para acercar la relación representante-representados. Añádasela implantación de normas restrictivas para postulación, en el caso de aquellos que hubieren sufrido condenas por delitos dolosos o estuvieren con proceso abierto en fase de acusación.

Hay que acabar con la insania de la proscripción de la relección. Con ello solo se ha logrado frustrar el concepto de carrera políticas y se impide al pueblo a renovar la confianza a quienes han sido leales a la palabra electoral empeñada. El reglamento del Congreso debe ser modificado para permitir una actividad más ágil y democrática. El actual respondió a una coyuntura gobernada por el autoritarismo y el desprecio a la libre discusión de las ideas.

El Perú necesita organizaciones políticas dotadas de ideología, doctrina y, por cierto, de programas en permanente ajuste.

Dichas organizaciones, sean expresiones de masas o de cuadros, deben contar con una ideología explicita, una doctrina sobre la sociedad a postular a la ciudadanía, y, por cierto, con un programa en permanente ajuste. Señálese además, la necesidad de que tengan una estructura orgánica territorial o funcional, que auspicie la participaciíon permanente, la renovación periódica de directivos, y este abierta a la presencia de los jóvenes y mujeres.

En ese contexto, las listas parlamentarias deberían surgir del liderazgo político, la meritocracia académica, la representación social, el trabajo partidario. Pero fundamentalmente comprometida con la defensa de los postulados partidarios. NO deberían tener mas cabida, el arribismo, el transfuguismo, la compra de la postulación, ni la exaltación de los perores vicios y traiciones a la moral publica

¿El Parlamento tiene remedio? esperemos que la respuesta no provenga de los brujos ni las adivinas. La defensa de la democracia impele a una respuesta rápida y positiva. Que no sea el azar ni los astros, sino la voluntad de los actores políticos la que responda con inteligencia y desprendimiento a este imperativo histórico.

Papel aparte tiene la ciudadanía. Su ausencia de reflexión y seriedad para ejercer el voto, ha propiciado también este problema.

No basta con protestar, cuando se es también responsable del estropicio.

Solo cabe que pedir al omnipotente que nos de luces al momento de elegir. Para ayudarle en esa tarea, comencemos con informarnos mejor y ser menos ingenuos al momento de escuchar las propuestas.

Convengamos que tenemos que elegir a los mejores. Basta ya de aquello “roba pero hace obra”, “es igual que nosotros”,” todos son iguales”. Cuartadas para desentendernos de la responsabilidad de ser genuinos ciudadanos.

(*) Expresidente del Tribunal Constitucional

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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