Opinión

El nuevo clásico de la vergüenza

En 1974 Alianza Lima inauguró su estadio en Matute. El acontecimiento se celebró con un cuadrangular entre Alianza Lima, Nacional de Uruguay, Independiente de Avellaneda y Universitario de Deportes. En ese cuadrangular campeona la U, convirtiéndose en el primer equipo en ganar un trofeo y dar la vuelta olímpica en Matute.

En el año 1988 se jugó un clásico entre Universitario de Deportes y Alianza Lima que se enfrentaban en el marco de la Copa Libertadores de América. La U rápidamente colocó dos goles, los jugadores de Alianza en su desesperación empezaron a jugar muy rudamente y terminaron el primer tiempo con tres expulsados. En el camarín urdieron una estrategia para evitar la goleada que se les venía. En el segundo tiempo agotarían los cambios permitidos y dos jugadores fingirían una lesión que los dejaría con seis jugadores para así abandonar el partido. La estrategia se aplicó y Alianza abandonó la cancha. Este partido se recuerda como el clásico de la vergüenza.

En 1999 Universitario de visita en Matute logró el título nacional. De ese partido queda una imagen memorable y emblemática para los hinchas cremas. El gran Oscar Ibáñez portero del equipo subido en el travesaño del arco norte celebrando con la barra de la U.

Estos tres momentos no son gratos recuerdos para la hinchada aliancista. Son traumáticos. Mencionar la forma vergonzante en que abandonaron la cancha, o recordar las veces que la U ha dado la vuelta siendo visita en su estadio son asuntos tabúes entre los aliancistas.

A estos se ha sumado uno más. Lo sucedido en la final del torneo 2023 tal vez le quite la etiqueta del clásico de la vergüenza al de 1988. Tras dos partidos en que la U mostró su enorme superioridad, terminó campeonando en Matute, la reacción infantil y a la vez criminal de la administración aliancista fue apagar las luces para que Universitario no pueda celebrar dando la vuelta, ni recibir la copa. A esto se sumó que algunos desadaptados empezaron en los últimos minutos del partido a lanzar bengalas a la cancha.

Precisamente, los jugadores de la U recogieron una de estas y se alumbraron así para dar la vuelta en medio de la más absoluta oscuridad. Según ha informado en un comunicado Universitario, durante el apagón los jugadores fueron agredidos por personal de Alianza Lima e incluso algunos barristas llegaron a ingresar a la cancha. Todos estos incidentes sin duda convierten a este triunfo crema en algo histórico.

En las tribunas había más de 30 mil personas, a las que este irresponsable apagón, que ya dio la vuelta al mundo a través de todas las cadenas noticiosas, expuso al peligro. Una multitud saliendo de un estadio sin luz pudo acabar en tragedia. La Fiscalía deberá investigar quien fue responsable de este acto.

El ingenio popular en un tema que es parte del folclor futbolístico suele poner apelativos a los equipos rivales. Es así como mientras sus rivales llaman a los de la U gallinas, los de Cristal los denominan “pavos”, Alianza Lima se ha ganado el feo apelativo de “cagones”, este término en el argot popular alude al que hace las cosas mal, el “cagón” es el que juega al margen de los reglamentos, con cobardía, que actúa con bajeza. En este nuevo clásico de la vergüenza, Alianza Lima ha ratificado esta condición.

(*) Analista politico

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