Opinión

El museo del deporte peruano

Por: Tito Ponte Silvera

“ Si don Jorge Arriola pudo hacerle un homenaje en vida a estadio repleto al gigante Lolo Fernández, porque no hacerle un reconocimiento a esta biblia que ha cuidado a sol y sombra inigualables e inalcanzables piezas. “Honor a quien honor merece”…

Nunca me hubiese imaginado que en una zona tan exclusiva de San Isidro se podría encontrar el museo oculto más valioso y vetusto del fútbol peruano. Incluso, podríamos llamarlo la reliquia del balompié nacional. Bajamos del vehículo y caminamos algunos metros algo desorientados, buscando la dirección correcta. Un señor -con llave en mano- nos atendió y nos señaló el camino. Ubicamos la casa y nos dirigimos a anunciarnos. El lugar tenía un aspecto de casa de familia; moderna, con una fachada reluciente, sin columnas ni detalles barrocos. Ahí no había visos de polvo, tampoco de antigüedad y mucho menos de olor a historia. Dos golpes de puerta bastaron para conocer y estar cerca del tesoro escondido más invaluable que podamos imaginar.

Frente a nosotros apareció un señor de aspecto occidental, colorado, de frente amplia producto de los caminos, aventuras y memorias que ha atesorado por ya medio siglo. Camisa colorida, muy berlinesa, parecida a las que Michael Schumacher solía utilizar en sus ratos de ocio. A pesar de su cómodo atuendo, su porte era elegante, de aspecto señorial y con una imagen que revelaba testimonios siniguales. Se podía decir que estábamos frente a un museólogo del siglo XXI aunque con el don de ‘conservador’ de centurias pasadas. Don Jorge Arriola Müller, el conocido ‘Chupo’, nos saluda con afecto y una familiaridad que conforta. Algunos le dicen que es el “embajador del deporte peruano”, pero realmente se puede decir que es el museógrafo o preservador por excelencia de las piezas más preciadas del deporte peruano.

Por fin entramos a la sala que era dispar a lo visto previamente en el exterior de aquel lugar. Mis ojos se avivaron aún más y empezaron a otear rápidamente todo como dos lentes de fresnel. Estaba emocionado, pues me rodeaban muchos países, gentilicios, fechas, ediciones, carreras, contiendas, polémicas, aventuras, guerras y batallas interminables. Cada uno de esos peluches, camisetas, tickets mundialistas tenían una historia pura, propia que “únicamente lo puede contar fielmente quien lo vivió, no quién lo leyó” nos dice con firmeza don Chupo.

Y ciertamente tiene toda la razón, porque hoy podemos haber leído mil veces la escena del gol polémico del Mundial del 66, el tanto de Maradona a los ingleses, o la tragedia del Estadio Nacional de 1964, y le podemos dar la interpretación, el análisis de manera subjetiva, pero la versión de aquellos hechos no se puede modificar, no se puede cambiar, solo hay una, y es por eso que únicamente quien estuvo presente nos podrá dar la mejor explicación, obviamente sin pecar de tener la verdad absoluta.

(*) Analista deportivo

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

Related Articles

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Back to top button