
Los palestinos en Gaza no mueren solo bajo las bombas israelíes, los palestinos mueren lentamente día a día de hambre, de sed, de enfermedades curables. Mueren bajo el asedio criminal de un régimen que ha convertido cada necesidad básica en un arma de guerra. Mueren con la complicidad de un mundo que permite, que, en pleno siglo XXI, más de dos millones de personas sean empujadas al exterminio no solo por el fuego, sino también por el hambre inducida por el ejército y las autoridades políticas de Israel que lidera el inefable Netanyahu. Israel acaba de aprobar un nuevo “plan” genocida para ocupar y retener los territorios palestinos de Gaza.
El plan incluye, la ilegal ocupación de la Franja de Gaza, la retención de los territorios y el movimiento de la población gazatíe hacia el sur, dejando atrás el método de incursiones que las tropas hebreas ocupaban antes del alto al fuego para dar paso a la criminal e ilegítima “ocupación y permanencia” en los territorios palestinos de Gaza. Como es obvio, este nuevo escenario aleja la posibilidad de que pueda llegar a corto plazo un nuevo acuerdo de tregua, ya que la principal exigencia de los palestinos es la retirada total de las tropas israelíes del enclave árabe.
Al respecto, las instituciones humanitarias internacionales, han rechazado el “plan israelí”, señalando que: “es peligroso, ya que obliga a los civiles a acudir a zonas militarizadas para recoger raciones, lo que pone en grave peligro su vida, incluida la de los trabajadores humanitarios, a la vez que afianza aún más el desplazamiento forzoso”, que es una de las modalidades de los crímenes de lesa humanidad.
El Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas, ha dado la alarma: “se han agotado los alimentos, no hay más reservas. No hay como abastecer a la población palestina, porque el ejército israelí impide la entrada de suministros esenciales. Camiones con comida son bombardeados, retenidos, saqueados o simplemente bloqueados. Familias enteras sobreviven con un puñado de arroz al día, con agua salada o contaminada. Las madres dan de beber a sus hijos agua estancada, sabiendo que probablemente les causará enfermedades.
Pero no tienen otra opción. “En los hospitales, ya sin medicinas ni electricidad, la muerte por desnutrición se mezcla con la muerte por infecciones graves. Los niños con diarreas severas no pueden recibir un simple suero. Los ancianos mueren por falta de insulina. Las embarazadas dan a luz sin anestesia, sin higiene, sin la posibilidad de salvar a sus bebés”.
El hambre en Gaza no es una consecuencia colateral, es una criminal estrategia de Israel, es parte de un plan de castigo colectivo que viola todas las leyes internacionales, y que sin embargo “el mundo civilizado” tolera porque se trata de la potencia Israel quien la ejecuta. No estamos ante un conflicto, estamos ante un crimen sistemático que utiliza el hambre como herramienta de exterminio. Este es un verdadero holocausto contra el pueblo palestino. ¿El mundo seguirá tolerando el genocidio israelí contra los palestinos?
(*) Exvicepresidente del Perú.
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