Opinión

El “floro” de los presidentes

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Tener grandes pergaminos académicos no es necesariamente garantía de eficiencia profesional ni honradez. Hemos tenido expresidentes con maestrías en Harvard, en Oxford, en Princeton, abogados, ingenieros, médicos, militares, etc. También grandes oradores, como Alan García, Leguía, Prado y Piérola. ¿Pero cómo está el Perú luego de 200 años de República con estos “grandes” presidentes?

Tenemos ocho expresidentes, aunque solo cuatro de ellos electos con el voto popular, pero siete de ellos tienen problemas con la justicia. Empezando por Francisco Morales Bermúdez, por delitos de lesa humanidad debido al denominado “Plan Cóndor”, hasta Martín Vizcarra, por cohecho y colusión en el caso del aeropuerto de Chinchero. De facto uno y accesitario el otro, Morales Bermúdez y Vizcarra no son grandes oradores. Fujimori, Toledo, Humala, PPK y Sagasti tampoco.

El único de “verbo florido” de los últimos expresidentes fue Alan García, quien se quitó la vida de un balazo cuando un fiscal ingresaba a su vivienda para ejecutar una diligencia de prisión preventiva por presuntamente haber recibido dinero de la constructora brasileña Odebrecht.

De la escuela de Haya de la Torre -otro gran orador, aunque no llegó a ser presidente-, Alan García era un artista de la palabra, pero algunas veces se le salía alguna que otra incoherencia o disparate. Por ejemplo, una vez dijo: “No me gustan los pitucos metidos a izquierdistas; me gustan los hombres de color cobrizo que son los verdaderos peruanos”. Pero si hay una expresión de ripley que se le recuerde a García, es la siguiente: “Somos un país andino, esencialmente triste. No somos un país alegre como Brasil o como los colombianos, que son hiperactivos y tienen esa mezcla de español del norte, vascongado y catalán, y mayor componente negro y un poco de antropófago primitivo. Son hiperactivos y tienen más sol, tienen Caribe”.

Fujimori preso, el gran orador García, Toledo, Humala y PPK por el caso Odebrecht; y Vizcarra por el “Club de la Construcción”, casi todos los últimos expresidentes están en prisión, son investigados, tienen arresto domiciliario, impedimento de salida del país o proceso de extradición. Por lo consiguiente, si bien expresarse tiene sus ventajas, lo más importante es que un presidente cumpla con su labor de manera cabal, responsabilidad, eficiencia y decencia. Porque Lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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