
Los medios de comunicación no solo informan y entretienen, sino también crean corrientes de opinión pública, es decir, formas de interpretar y dar sentido a las cosas. En el 2017, cuando los primeros inmigrantes venezolanos llegaron a nuestro país, la prensa dio bastante cobertura al drama de los extranjeros. Esto despertó una gran solidaridad en la mayoría de los peruanos. Sin embargo, esta actitud cambió cuando muchos medios comenzaron a relacionar el incremento de la inseguridad con la llegada de los venezolanos. La constante narrativa de la prensa, redes sociales e incluso de algunas figuras públicas, de que los extranjeros son personas violentas y de que muchos están involucrados en la delincuencia, generó un ambiente hostil hacia los inmigrantes.
El discurso de odio hacia estas personas contribuyó a la creación de un clima de xenofobia, donde los extranjeros fueron vistos como “otros”, negándoles su dignidad y derechos fundamentales. Este tipo de discursos provocó la violencia y al rechazo social a los inmigrantes. La incapacidad de saber distinguir los inmigrantes honestos con los que vinieron a delinquir y a ser parte de organizaciones criminales, llevó a casos de agresiones físicas, insultos, discriminación laboral y exclusión social. A medida que el discurso de odio se fue expandiendo del área urbana al área rural, los incidentes de violencia y marginación también se trasladaron hacia esos lugares. Esto provocó que las personas que vinieron a ganarse la vida honradamente, se hayan visto atrapadas en una espiral de pobreza, exclusión y violencia. Una encuesta del Instituto de Estudios Peruanos de julio de 2023, reveló que producto del clima de xenofobia un mayoritario 83 % considera que la llegada de extranjeros al Perú ha sido negativa y apenas 4 % la califica como positiva.
El discurso de odio hacia la comunidad extranjera no es nuevo en el Perú. Durante la Segunda Guerra Mundial, influenciados por las noticias que llegaban de los medios de comunicación estadounidenses, las personas con rasgos orientales fueron marginados y agredidos. Incluso se crearon campos de concentración donde fueron recluidos hasta el término de la guerra. El discurso de odio hacia la comunidad extranjera es un reflejo de los prejuicios y temores que surgen en momentos de crisis. Sin embargo, es fundamental recordar que detrás de cada inmigrante hay una persona con derechos, sueños y aspiraciones. Igualmente, tener en cuenta que en el extranjero viven millones de peruanos y que la solidaridad debe ser el principio rector de la convivencia en tiempos de crisis.
El desafío es construir una sociedad inclusiva que valore la diversidad y promueva la paz. Para ello, es necesario fomentar la educación en valores, el respeto por los derechos humanos y la comprensión mutua entre peruanos y extranjeros. En última instancia, la migración debe ser vista como una oportunidad para enriquecer la cultura, el talento y la solidaridad, y no como una amenaza.
(*) Juez Superior Titular de la Corte Superior de Justicia de Ucayali.
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