Hacemos una pausa a nuestras columnas diarias de opinión que siempre tratamos respecto al contexto político actual del país, para comentar ahora que Argentina después de 20 años trajo ayer la Copa del Mundo nuevamente para nuestro continente, en un partido épico donde Leonel Messi demostró al mundo y a los más de 4 mil millones de televidentes que sin duda alguna es el mejor jugador del planeta.
Tenía apenas 10 años cuando vi campeonar a la Argentina por primera vez en el Mundial de Argentina 1978 con Kempes, Luque, Bertoni, Pasarella y una gala de jugadores que brillaron ganando en el partido final 3-1 a Holanda. Después vino el mundial México 1986 con Maradona, Valdano, Burruchaga, Brown, Ruggeri imponiéndose a Alemania 3-2. Pero en Catar la magia de Leo Messi en los 7 encuentros disputados demostró porque es considerado el mejor del mundo, el mismo que el año pasado empujo a la albiceleste a levantar también la Copa de América en el mismísimo Maracaná.
El encuentro entre las selecciones de Argentina vs Francia jugado en el Estadio Lusail en Catar paralizo al mundo y pudimos apreciar que fue para muchos la mejor final de todos los tiempos, donde el seleccionado sudamericano dio muestra de un buen toque y amor por el balón, demostrando garra y pundonor en cada disputa de la pelota.
Porque hemos querido hablar hoy en esta columna de futbol, porque queremos recalcar que nada es casualidad, ya que después de perder cuatro Copas América (2004-2007-2015-2016) y una final del Mundo (2014), Leonel Messi no bajo los brazos y siguió insistiendo hasta empezar a ganar titulos. Ese es un ejemplo que debe en adelante seguir la selección peruana y tomarlo como lección que el trabajo y la perseverancia tarde o temprano tiene sus frutos.
Yo fui espectador de varias finales donde perdió Messi y compañía, pero ayer pude finalmente ver junto a mis dos amados hijos, una final del mundo donde el más grande jugador del orbe después de varias caídas dio una lección que nunca hay que bajar los brazos y trabajar para lograr el objetivo, como fue finalmente, levantar la Copa del Mundo. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.
