Opinión

El diagnóstico ya lo conocemos. Pasemos a la curación

Por: Fernando Cillóniz Benavides

Todos los años, la misma historia. Corrupción, corrupción y más corrupción. El número es siempre parecido: veintitantos mil millones de soles. Un platal que termina en los bolsillos de nuestras autoridades corruptas. El problema es que la plata es del Estado. Es decir, de todos nosotros. Los Gobernadores Regionales siempre lideran la lista de los más corruptos. Por supuesto, hay excepciones. Pero pocas. Ministros y alcaldes tampoco se libran. Jueces y fiscales, y policías y militares también entran en la colada. Y ¡qué decir de los Congresistas! “Los Niños” coimeros, los “mochasueldos” rateros, los faltosos que brillan por su ausencia, los académicos que legislan descaradamente en beneficio de sus universidades de pésima calidad, los profesionales que obtuvieron sus títulos universitarios en Jr. Azángaro… Sí pues, el Congreso está plagado de parlamentarios impresentables.

A lo que quiero llegar, es que está bien identificar y cuantificar el problema de la corrupción en nuestro país. Siempre es bueno contar con un buen diagnóstico del problema. La corrupción en el Estado es como el cáncer en el cuerpo humano. Es decir, es como el crecimiento descontrolado de células malignas en el Estado. ¡Por eso, la corrupción es un problemón!

Pero falta la curación. Una curación que – en mi opinión – pasa irremediablemente por una reforma radical del Estado. Un Estado que está diseñado para que los corruptos accedan a él, y roben como lo vienen haciendo desde hace siglos. Despolitizar los servicios públicos. Esa es la propuesta. La mayoría de los políticos peruanos – está demostrado – no están capacitados para brindar buenos servicios públicos. Son muy corruptos e incompetentes.

Por ello, la propuesta consiste en quitarle las competencias de salud y educación a los Gobiernos Regionales. Porque maltratan cruelmente a los pacientes y porque han fallado estrepitosamente en la educación de nuestros niños y adolescentes. Quitarle las competencias de agua potable y alcantarillado a los Gobiernos Locales. Porque millones de peruanos no tienen agua ni desagüe. Quitarle las competencias de seguridad ciudadana al Ministerio del Interior. Porque cada vez hay más delincuencia e inseguridad en las calles. Quitarle las competencias de infraestructura a toda la maraña de instituciones involucradas en ello: PROVIAS Nacional, PROVIAS Descentralizado, PRONIS que ve infraestructura de Salud, PRONIED que ve infraestructura de Educación, Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC), Direcciones de Infraestructura de los Gobiernos Regionales y Locales, etc.

Porque no construyen – ni reconstruyen – nada bien. Autoridades Nacionales Autónomas (ANA´s) brindarían dichos servicios y harían las obras de infraestructura en todo el país.

Eficiencia total. ¡Revolución moral! Claro que se requiere del Estado, pero de un Estado servicial y eficiente. Un Estado que sirva a la ciudadanía. No un Estado que se sirva de ella… como el que tenemos.

(*) Exgobernador regional de Ica

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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