Las vacunas llegan a cuentagotas y la inmunización avanza a paso de tortuga. Para colmo, el gobierno de Francisco Sagasti le dio prioridad a Sinopharm, cuya efectividad está en tela de juicio a nivel mundial porque en Emiratos Árabes, país donde se aplicó primero, un grupo de personas que la recibió no tuvo una fuerte respuesta inmunológica. ¿Y por qué se prefirió esta vacuna china? ¿Solo porque la empresa ofreció dosis extras para que funcionarios indolentes apliquen la argolla e inmunicen a su círculo de confianza, amigos y familiares? Hay fundadas sospechas de que se cerró el contrato por algo más turbio y que no fue solo por las dosis de “cortesía” o la “yapa”. La prensa internacional informó ayer que están probando una tercera vacuna Sinopharm. Recordemos que la primera fue la de Wuhan y la segunda la de Beijin, que es la que finalmente los chinos vendieron a países como Perú. La tercera versión indica –según los especialistas– que, como ocurrió con la de Wuhan, la de Beijing no funcionó como se esperaba, por lo que es necesaria una mejorada.
El grave problema de las vacunas, que eran la esperanza para quebrar la ola de contagios y vencer a la pandemia, empezó con el antecesor de Sagasti, el vacado Martín Vizcarra, pero eso no exime de responsabilidad al actual régimen. Se trata de una cadena de errores y de acciones u omisiones que son producto de la incapacidad, la desidia y –según parece– también la corrupción.
Tal es la ineficiencia del gobierno, que a mediados de febrero pasado el ministro de Salud, Óscar Ugarte, anunció que a inicios de marzo llegarían dos millones de dosis de vacunas para continuar con el proceso de vacunación. Estamos cerca de fines de marzo y hasta ahora solo llegan por miles.
No solo la exministra Pilar Mazzetti y la excanciller Elizabeth Astete son responsables del avance de la pandemia, que ha atacado a cerca de millón y medio de peruanos, y causado más de 50 mil muertes. La propia Astete acusa a Sagasti de haber sabido lo de la aplicación de las llamadas vacunas VIP. El escándalo del caso VacunaGate puede tener otras aristas tan o más turbias. Tenemos ya la experiencia de Odebrecht, donde la corrupción embarró a varios presidentes, gobernadores regionales, alcaldes y funcionarios de alto nivel, muchos de los cuales están presos.
El gobierno transitorio de Francisco Sagasti culmina su gestión el 28 de julio próximo. Las autoridades entrantes están en la obligación de investigar a fondo al actual régimen, que parece tener muchos de los defectos y malas costumbres que caracterizaron a los gobiernos de Vizcarra, PPK, Humala, García, Toledo y Fujimori.