La economía de Venezuela está mejorando. Muchos dirán que cómo vamos a decir eso, que Maduro es tal por cual, que muerte al comunismo, etc., etc. Pero nuestro análisis no responde a la emoción ideológica, a la conveniencia política ni al vaivén de la ola mediática, sino a la prudente observación y al raciocinio objetivo y sereno. Nada de la izquierda radical ni la extrema derecha. Ni todo es malo, ni todo es bueno. Porque en ese plan en el Perú hemos llegado al punto muerto en el que nos encontramos.
Luego de vivir una “macrocrisis” en el 2018, con una “hiperinflación brutal”, escasez de alimentos y medicamentos en todo el país, el país del llano parece haber salido de cuidados intensivos y empieza a respirar mejor.
Recientemente, BBC News Mundo publicó un informe con el título “5 señales de la recuperación de la economía de Venezuela (y sus límites)” y afirmaba que estas son las siguientes: fin de la hiperinflación, aumento de la producción petrolera, pronóstico optimista del crecimiento económico, mejoras en el abastecimiento de productos y retorno de las aerolíneas nacionales e internacionales.
La inflación en Venezuela empezó a tomar vuelo precisamente en el 2013, cuando Maduro asumió la presidencia, pero estalló con furia en el 2017. En 2019 fue de 7,300% y en el 2020 de 2,900%. Ahora, su inflación de julio pasado fue 7.5%, la acumulada en 2022, de 48.4%, mientras que la anual va por el 137.1%.
Según las proyecciones de crecimiento de Cepal para América Latina y el Caribe, en el 2022 Venezuela logrará el primer lugar en la región con 10.2%, seguida de Panamá con 7%, Colombia con 6.5%, República Dominicana con 5.3%, Uruguay con 4.5% y Guatemala con 4%. ¡Se volteó la torta!
Por ahí dicen que “Venezuela se arregló”, pero no es para tanto. Lo correcto es decir que está mejorando. Por eso muchos ciudadanos venezolanos están retornando a su país, especialmente procedentes de Colombia y Perú, para empezar nuevamente. ¿Por qué está mejorando la economía venezolana? Lo veremos mañana. La respuesta no le va a gustar ni a la izquierda recalcitrante ni a la derecha obsesa. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.
