Opinión

“Desdoblamiento innecesario” (II)

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Se entiende por “desdoblamiento innecesario” del lenguaje inclusivo la mención a uno y otro género (masculino y femenino) en un mensaje cuando existe un término genérico que ya incluye a ambos.

Por ejemplo, en la expresión “los niños y las niñas” o “los y las alumnas”, lo conveniente es decir o escribir “los niños” para referirse a todos. El Congreso aprobó recientemente la ley que promueve el uso adecuado del lenguaje inclusivo en los textos escolares, con el objetivo de eliminar, precisamente, el desdoblamiento innecesario en referencia a mujeres y hombres. Una decisión que nos parece adecuada y conveniente.

Para la aprobación de la norma se tuvo en consideración la posición de la Real Academia Española, el máximo ente rector del idioma, a la vez que se consultó a la Academia Peruana de la Lengua. Ambas instituciones están en contra del desdoblamiento innecesario.

Según la RAE, “este tipo de desdoblamientos son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico” porque “en los sustantivos que designan seres animados existe la posibilidad del uso genérico de masculino para designar la clase, es decir, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos: Todos los ciudadanos mayores de edad tienen derecho a voto”.

Ahora bien, como también lo explica la RAE, la mención explícita del género femenino sólo se justifica en el caso de que la oposición de sexos sea relevante en el contexto y necesaria de ser consignada para no causar ambigüedad. Por ejemplo, en la frase: “El desarrollo evolutivo es similar en los niños y las niñas de esa edad”.

Además, la tendencia del desdoblamiento indiscriminatorio del sustantivo en su forma masculina y femenina va contra el principio de economía del lenguaje y se sustenta en razones que van más allá de la lingüística. Un principio que, por cierto, para los medios de comunicación escritos es fundamental, pues en las portadas o primeras planas, por ejemplo, se suele omitir el artículo por una cuestión de espacio.

Como decíamos, la defensa de los derechos de la mujer, las maneras de reivindicarla y hacerle justicia tienen poco o nada que ver con las reglas del lenguaje. En el Perú, las mujeres tienen derecho a voto hace unos 80 años. Fue un avance, pero hay mucho que hacer en materia laboral, en igualdad de oportunidades, en empoderamiento, en el reconocimiento real de sus derechos. La lucha real contra el machismo va por ahí. No equivoquemos el rumbo. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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