Opinión

Dejando de aplicar aranceles

Por: Rafael Velásquez Soriano

He querido escribir este artículo para recordar al mundo que el Perú ha sido generoso al ofrecer sus productos de manera desinteresada, porque era urgente que estuvieran en sus mesas, como en el caso de la papa, que salvó a Europa del Este de una hambruna total.

El tubérculo que nuestros incas cosecharon llegó a Rusia e Irlanda de manera silenciosa y se fue posicionando. Para demostrar su importancia y valor en la alimentación, la Organización de las Naciones Unidas reconoció a nuestra papa por su relevancia a nivel mundial en la nutrición de la humanidad. Incluso los EE.UU., que también se ha beneficiado de nuestro maíz —cultivado por los incas— han recibido estos productos como una herencia maravillosa.

Si Trump fuera justo, reconocería un arancel especial a favor del Perú, porque, a lo largo de los siglos, se han alimentado de nuestra papa y maíz. No debería esperarse que la ONU emita un documento de reconocimiento; el Perú no busca cobrarle a los Estados Unidos por darle de comer.

Esa no es la intención del autor de esta columna. Si así fuera, nuestro país hace tiempo sería una nación desarrollada, porque el mundo entero pagaría y reconocería ese arancel especial en favor del Perú por sus aportes con la papa y el maíz

Debo señalar que, a nivel mundial, existe mucha desinformación respecto al origen de la papa. En países como Brasil la llaman “patata”, y muchos pobladores de ese país hermano creen que este tubérculo se originó allí, cuando en realidad no es así. Este ha sido un tremendo descuido de nuestra parte.

¿Cómo pude conocer este descuido? Fue durante un almuerzo con unos amigos brasileños

. Resulta que, al servirme un suculento estofado con deliciosas papas adornando el plato, le dije a uno de mis amigos: “¿Sabes que la papa que viene en este plato es originaria del Perú?” De inmediato me contradijo y pretendió corregirme: “No, esa patata es originaria de Brasil.”

Dejé que terminara de hablar para decirle: “Mira, Thiago, la papa la cultivaron los incas y la difundieron por todo el Tahuantinsuyo, lo mismo sucedió con el maíz.” Thiago aceptó la explicación en silencio. Así como existe este desconocimiento en Brasil, en casi toda Latinoamérica también se refieren a nuestra papa como “patata”, algo que no debería ocurrir. Simplemente, tal como se hizo con la marca Perú, la papa y el maíz deben ser símbolos de nuestra identidad nacional.

Respeto que la marca Perú lleve como símbolo parte de las figuras de la Pampa de Nazca. Eso es una maravilla porque atrae más turistas a nuestro país con la intención de conocer estas misteriosas figuras, que se supone fueron hechas por los incas asentados en la zona donde floreció la cultura Nazca y, cerca de allí, la cultura Paracas, en Ica.

Sin duda, el mundo debe ser justo con el Perú y reconocer su invaluable aporte.

(*) Abogado y exdecano del Colegio de Contadores Público de Lima.

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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