Opinión

De Gibbs a Odebrecht

Desde el nacimiento del Perú a la vida independiente se convirtió en un botín de aventureros y caudillos, las guerras civiles y el desorden llevaron a nuestro país a la anarquía destruyendo la hegemonía que tenía cuando era un virreinato.

Nuestros recursos naturales antes de servir al desarrollo de la nación, fueron objeto de su desgracia como ocurrió con el guano que desde 1842 la empresa Antonio Gibbs y Cía. se convirtió en el intermediario para vender y comercializar el producto. Los capitalistas peruanos se quejaban que los extranjeros tuvieran el comercio de la riqueza peruana en el exterior, y esperaron que venciera la consignación otorgada a Gibbs dando paso a los llamados “consignatarios” figurando entre ellos: Felipe Barreda, José Canevaro, Manuel Pardo, Emilio Althaus, entre otros.

Desde 1862 a 1869, la explotación del guano estuvo a cargo de la compañía de consignatarios del guano controlando el recurso más importante del país y la riqueza generada por las exportaciones se perdió entre otros acontecimientos en la guerra contra España además de la onerosa revolución de 1865. Por todo esto es que se decide entregar el negocio del guano a un solo capitalista en 1869, Augusto Dreyfus, comisionándose a Juan Echenique y Toribio Sanz para que realicen la negociación.

Dreyfus adelantaba el pago de regalías, el Estado peruano pedía más dinero y comenzó durante el gobierno de José Balta el dispendio y derroche de nuestros recursos al poner en manos del empresario Henry Meiggs los proyectos de ferrocarriles; Meiggs montó una red de corrupción sin precedentes para que le aprueben sus proyectos, y anotaba las coimas en una libreta verde que convenientemente ha desaparecido. Meiggs no actuó solo estaba muy bien asesorado por abogados que le abrían el camino y por eso constituyó la Compañía de Fomento y Obras Públicas del Perú, que el gobierno de Mariano Ignacio Prado le permitió emitir billetes, acción que nos llevó a la bancarrota y así nos encontró la guerra de 1879: sin crédito, sin dinero y desarmados.

La industria salitrera empezó su auge a inicios de la década del 70 del siglo XIX, se intentó monopolizar su explotación y evitar que haya competencia con el guano, Manuel Pardo inició una política de expropiaciones de salitreras que no fueron bien vistas en Tarapacá, esto continuó en el gobierno de Prado y todo para que unos pocos se beneficien y logren enormes fortunas.

Acabada la guerra y aprovechándose de la desgracia del Perú se firmó el contrato Grace que dejaba en manos de aquella empresa los pocos recursos que le quedaban al país y después apareció la actividad extractiva del caucho realizada bajo medidas esclavistas siendo Julio César Arana y su cruel capataz Miguel Loayza quienes abusaban de los nativos.

El caucho también generó divisas y estas solo sirvieron para enriquecer a unos pocos, en su corto periodo de bonanza le sucedió el petróleo que también benefició a extranjeros con concesiones leoninas durante la época de Leguía y otros gobiernos. Esto debió acabar con la firma del Acta de Talara en 1968, pero un golpe de estado perpetrado por militares depone al presidente Belaunde haciendo creer que el Acta era entreguista y tomaron las instalaciones de la IPC para después indemnizarlos secretamente.

Algún Gibbs; consignatario; Dreyfus, Meiggs, Grace, Arana o los de la IPC y sus respectivas contrapartes ¿fueron alcanzados por la justicia? ¡No! y bajo esta estela de impunidad llegó Odebrecht, que vinieron con la misma idea de aquellos que desde el siglo XIX saquean las riquezas de nuestro país, acompañados de la adulación mediática de políticos, prensa e intelectuales, que hasta hoy blindan a la empresa corrupta favoreciendo el secretismo del acuerdo de colaboración eficaz acordado con la Fiscalía, demostrando su entreguismo. Odebrecht solo es una continuación de los anteriores, y la muestra de impunidad es que ha logrado llevarse sus activos y los de sus funcionarios pagando al Estado una indemnización que no alcanza lo defraudado, cuyo pago se hará en partes durante 15 años. ¿Cuántos más “Odebrecht” llegarán al Perú o ya está entre nosotros?

(*) Excongresista

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba