Opinión

Cuidado con las falsas promesas

EDITORIAL

Hay candidatos presidenciales y congresales que, como se dice en términos deportivos, venden humo. Lanzan promesas como si se tratara de ofrecer caramelos a los niños en una noche de Halloween. Según una vieja anécdota de un país centroamericano, hubo un candidato que llegó a un pueblo y les dijo a los lugareños: “Les prometo que les construiré el puente que necesitan”. Los pobladores le respondieron: “¡Pero este pueblo no tiene río!”. Con total frescura, el candidato replicó: “Pues también les pondré el río”. Así de disparatadas son las promesas en las campañas electorales.

La actual campaña por las elecciones 2021 es muy particular. Ya sea por la desesperación ante la imposibilidad de hacer una campaña convencional, con mítines presenciales y multitudinarios recorridos —debido a la pandemia— o por la participación de tantos candidatos con escasa preparación y conocimiento, se están haciendo promesas completamente inverosímiles para quien esté enterado medianamente de las funciones de un presidente de la República o un congresista. O para quien conozca el presupuesto del que se tendría que disponer para cumplir tal o cual ofrecimiento, llegando a comprobar que en las arcas públicas no hay dinero para tanto.

Un claro ejemplo es la promesa de cierto candidato de destinar el 10% del PBI (producto bruno interno) al sector educación. Ocurre que, actualmente, el presupuesto público total es de un 20% del PBI. Por lo tanto, es realmente imposible destinar la mitad del presupuesto total del país a un solo sector. ¿Y los gastos que demandarán los sectores de salud, seguridad y otros también muy importantes en esta época de pandemia?

Hay otro candidato, el que dice que irá en su avión a traer las vacunas, que promete construir, en sus primeros seis meses de gobierno, una planta de oxígeno en cada distrito para atender a los pacientes graves de COVID. La intención puede ser encomiable, de sacarse el sombrero, pero es otra propuesta irrealizable. Hasta diciembre del 2020, el Perú tenía 1,875 distritos, pero en los últimos meses se han creado algunos más. Es imposible instalar tantas plantas de oxígeno en un tiempo tan corto.

Hay candidatos al Congreso que ofrecen la construcción de obras públicas cuando su función, si salen elegidos, no sería ejecutiva, sino legislativa y fiscalizadora. Tampoco tienen iniciativa de gasto. Sí pueden declarar de interés público proyectos que beneficien a sus pueblos, mas no cumplir con sus propuestas populistas. Ya estamos avisados.

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