
La presidenta de la Corte Suprema y a la vez del Poder Judicial, ha tenido buena y oportuna iniciativa de solicitarle al presidente de la República, la convocatoria a reunión del Consejo de Estado para tratar sobre la difícil situación que está afrontando nuestro país.
Seguramente a la señora jueza suprema le preocupa, como a millones de ciudadanos, el hecho que cada día estemos más divididos, la confrontación inconmensurable, los pedidos de vacancia del Jefe de la Nación o de su renuncia al cargo van en ascenso, la sucesión rapidísima de gabinetes ministeriales con miembros inadecuados, aunque felizmente con excepciones, la corrupción hasta de menudeo, el nombramiento de muchísimos funcionarios públicos que no reúnen ni el perfil ni los requisitos para el cargo, la pavorosa inseguridad ciudadana, la falta de inversiones, la ausencia del Estado ante protestas sociales muchas de las cuales son fomentadas por personajillos que lo que buscan es el caos social, la fuga de capitales dada la incertidumbre económica financiera que se está padeciendo, la subida del costo de vida no necesariamente reflejado en las estadísticas oficiales, la falta de empleo y así podríamos seguir en una larga lista que quisiéramos que revertiera.
Ante la proposición de la Presidenta de nuestra Suprema Corte se alzaron algunas voces criticando tal iniciativa, con argumentos que más parecen pretextos, como decir que la Constitución no ha previsto al Consejo de Estado, que no hay normatividad legal que lo regule, que no puede tomar acuerdos pues varios de sus integrantes representan a instituciones autónomas, que cada cual debería ocuparse de sus sectores antes de entrometerse en temas que corresponden al Poder Ejecutivo y en fin, como siempre incansables en la crítica y en orfandad de propuestas.
El Consejo de Estado no es otra cosa que la reunión de los jefes de los tres poderes del Estado, incorporando de ser el caso a quien presida el Consejo de Ministros, pudiéndose ampliar al Presidente del Tribunal Constitucional, Fiscal de la Nación, Defensor del Pueblo, Presidente del Jurado Nacional de Elecciones y Presidente de la Junta Nacional de Justicia. De ser las preocupaciones de índole económico, incluso se podría invitar al presidente del Banco Central de Reserva y la Superintendente de Banca, Seguros y AFPs.
El Consejo de Estado no requiere normatividad, no es para tomar acuerdos sino para conversar, intercambiar ideas, sugerir proposiciones y alternativas, todo ello bajo la premisa que todos los que integran la reunión tienen altísimas responsabilidades públicas y desean lo mejor para el país. El ambiente tiene que ser simple y sencillo, sin registros ni actas pues debe existir la mayor sinceridad en las expresiones de los participantes sin filtros mentales ni físicos.
Nuestras altísimas autoridades, con seguridad, no quieren que se repitan las situaciones del quinquenio gubernamental anterior, en que en cinco años hemos tenido cuatro presidentes de la República, variopintos consejos de ministros y caos generalizado. Mucho de ello se puede evitar estando predispuestos a escuchar y a aceptar apropiados consejos.
(*) Excongresista de la República
(*) Expresidente del Consejo de Ministros
(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.