Castillo derrotado…
Por golpista – más toda la corrupción y cinismo que traía de atrás – Pedro Castillo debía ser derrotado. Pero, además, Castillo había de saberse vencido, había de sentirlo en su propia carne. Su derrota había de ser expresada en unos términos, y mediante unos hechos, susceptibles de disuadir eternamente a cuantos tuvieran la pretensión de imitar su aventura política, y había de afirmarse de un modo tal que sea imposible que se repita otro intento similar al suyo.
Se trataba pues, de derrotar a un presidente corrupto, cínico, incapaz y encima, golpista. Un presidente que, sin tapujo alguno, fue capaz de rodearse de lo peor de lo peor en materia ministerial, para robar indebida y descaradamente, él y su pandilla. Un presidente que pretendió, como sus pares de Venezuela, Cuba y Nicaragua, aniquilar la democracia y la libertad de los peruanos. Por eso, era de vida o muerte derrotarlo constitucionalmente.
Ahora bien, además de derrotarlo constitucionalmente, los peruanos debíamos lograr que Castillo se sepa vencido. A ese respecto, la vacancia por sedición, sumada a las acusaciones fiscales, todo apuntó a que Castillo se sepa vencido. Y que lo sienta en carne propia. En ese sentido, aunque algunos digan lo contrario, claramente hemos dado un gran paso con su vacancia.
Por otro lado, su derrota había de ser expresada a través de sanciones previstas en la constitución para casos de sedición e incapacidad moral. Me refiero a sanciones como la vacancia presidencial… y la cárcel. Efectivamente, debía irse de Palacio… a la prisión. Y así ha sido.
Ese es el hecho concreto – el de la prisión – que disuadirá a cuantos tuvieran la pretensión de imitar su tramposa aventura política. Así, sólo faltaría la reforma política e institucional que haga imposible que se repita otro intento político similar.
A ese respecto, me referiré a las reformas que muchos vienen proponiendo, y que David Tuesta sintetizó de manera muy didáctica en CADE 2022: bicameralidad, reelección congresal, idoneidad para acceder a cargos de elección popular, ampliación de acusación presidencial por delitos graves, celeridad y transparencia en procesos judiciales, renovación congresal por mitades, entre otras. Incluso, yo agregaría las reformas del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) y de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), que claramente son parte del problema: alfombra roja para partidos y candidatos mafiosos; y exclusiones y tachas por nimiedades, a partidos y candidatos correctos.
En nuestra guerra política, congresistas honestos, jueces y fiscales extraordinarios, periodistas valientes, militares y policías patriotas, y millones de peruanos buena gente, de todas las edades y regiones luchamos, sacrificada y valientemente, hacia el gran objetivo de derrotar al presidente Castillo… y que se sepa vencido.
A ese respecto, no nos dejemos engañar. Castillo lo podrá negar mil veces. Pero, no. En el fondo, Castillo se sabe vencido. En las noches, a solas, en la cárcel, Castillo se dice a sí mismo: ya fui. Estoy seguro de ello.
Por eso, sigamos luchando. Estamos logrando cosas extraordinarias, empezando con la vacancia y prisión de Pedro Castillo. Estamos cada vez más cerca de la victoria de la libertad y la democracia del Perú.
(*) Exgobernador regional de Ica
* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados