Opinión

Cancillería y gestión de vacunas

Por: Martín Valdivia Rodríguez

El Gobierno de Transición y Emergencia, como se autodenominó el régimen de Francisco Sagasti, antes de terminar su periodo aseguró 78.7 millones de dosis de vacunas. Suficiente para vacunar a la población objetiva en Perú, que son 27 millones de personas, hasta enero del próximo año. Sin embargo, todo indica que se tendrá que aplicar una tercera dosis, como ya lo están haciendo Israel, Chile, Uruguay y como se hará en Estados Unidos desde septiembre. ¿Y las vacunas que necesitaría el Perú en caso también se tome aquí esa decisión? Ya se deberían estar gestionando. No podemos quedarnos, pues la parsimonia y la desidia tienen un alto precio, ya nos ha costado muchas vidas durante el gobierno de Martín Vizcarra.

El canciller Óscar Maúrtua debe tener presentes los intereses de la política exterior peruana y que el primer tema en su agenda debe ser la gestión para la compra de vacunas, las que ya deben estar empezando a negociarse.

La realidad ya nos está demostrando que tener un contrato firmado y un cronograma de llegada no garantiza que las vacunas estén en Perú en los plazos pactados. Las actuales autoridades ya deben estar detrás de los laboratorios de vacunas para agilizar los envíos de las dosis, pues los retrasos, sean cuales fueren los factores, perjudican enormemente la lucha contra la propagación del virus.

El anterior gobierno adelantó conversaciones con Pfizer, Moderna y Curevac con el propósito de arribar a algunos acuerdos de intención de compra, de tal manera que el actual régimen tuviera un camino allanado para suscribir los contratos que sean necesarios. Hay muchos errores que corregir. Ya no hay casos “vacunagate”, pero sí serias deficiencias, como el vencimiento de dosis que se echan a perder, la descoordinación en la programación de las fechas de vacunación y otros problemas.

La planificación y la prevención, que son armas fundamentales en la lucha contra la pandemia, no se pueden dejar de lado ahora que se anuncia una tercera ola y cuando se están relajando las medidas sanitarias porque la crisis económica ya no se puede resistir y para todas las familias es necesario generar el sustento diario aun cuando el peligro ronda en las calles, en los vehículos de transporte público, los bancos, los mercados y otros lugares de gran afluencia de personas. No tenemos que dormirnos porque la tercera ola la tenemos a la vuelta de la esquina y sería imperdonable que nos agarre nuevamente desprotegidos. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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