Opinión

“Atrapado y sin salida”

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Hay una película icónica del cine de suspenso que podría graficar el caso de Zamir Villaverde, el empresario con prisión preventiva que es investigado por una presunta licitación ilícita en la telaraña de la corrupción que parece no tener final, incluso en un gobierno de izquierda. Ese filme es “Atrapado y sin salida”, donde el personaje principal, McMurphy, interpretado por Jack Nicholson, es enviado a prisión y luego a un hospital psiquiátrico para su tratamiento, pero sabe que su sentencia lo hará pasar muchos años en la sombra.

Por eso McMurph hace hasta lo imposible por escapar. Villaverde no logrará huir del penal Ancón 1, de máxima seguridad, donde está confinado preventivamente, pero sí podrían rebajarle la pena y eso es bastante para la situación en que se encuentra, literalmente atrapado y sin salida.

Para lograr que le reduzcan la sentencia, un preso debe someterse al proceso de la colaboración eficaz que, según el Ministerio Público, está “basado en el principio del consenso entre las partes y la justicia penal negociada, que tiene por finalidad perseguir eficazmente la delincuencia”. Julio Rodríguez, abogado de Zamir Villaverde, ya ha deslizado que su patrocinado podría convertirse en colaborador eficaz, así que por ahí va la cosa.

Sin embargo, como lo afirma el constitucionalista Ángel Delgado en una entrevista con La Noticia, “cuando un delincuente se encuentra en una situación crítica quiere salvar su pellejo y puede decir cualquier cosa”. Claro, una fiera acorralada es capaz de todo. Por lo tanto, no podemos asumir las declaraciones de Villaverde como verdades absolutas y debemos “tomarlas con pinzas”.

Así como la lobista Karelim López, quien —a decir del premier Aníbal Torres— ha caído en contradicciones, lo que afirma Zamir Villaverde por ahora parece no tener fundamentos que demuestren que es cierto que el hoy presidente Pedro Castillo ganó las elecciones con fraude. Tiene que mostrar pruebas, si las hay.

Quienes afirman que Villaverde miente, alegan que Castillo no podía articular nada con el JNE, la OEA, la Unión Europea ni con alguna otra entidad para armar un fraude. Pero los que sí creen en la palabra del empresario preso sostienen que Castillo pudo no tener las armas ni conocer los mecanismos necesarios, pero quienes armaron el posible fraude sí tenían el poder en ese entonces. Es decir, detrás habrían otras personas que lo ayudaron.

La acusación es grave. Los organismos competentes deben investigar con imparcialidad y trasparencia. La prensa y la ciudadanía debemos mantenernos alertas a la espera que al final se sepa toda la verdad y, si los hay, los culpables reciban todo el peso de la ley. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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