
Hasta hace unos días, el kilo de zanahorias estaba a 4 soles. Desde el sábado cuesta entre 20 y 25 soles. La derecha culpa al Gobierno “comunista” del profesor Pedro Castillo, mientras que la izquierda responsabiliza al “capitalismo salvaje”. Ni lo uno ni lo otro.
El Gobierno no puede subir o bajar los precios, pues estos se rigen por la ley de la oferta y la demanda. Y el capitalismo puede propiciar alzas, pero no así, tan desmesuradas y de la noche a la mañana.
Hay que ubicarse en el centro de estas dos posiciones para analizar la situación sin prejuicios ni exageraciones. En el caso de las zanahorias, lo que ocurrió es que se acabó el stock y ya no pueden llegar más a los mercados debido al bloqueo de las carreteras. Lo mismo está pasando con otros productos agrícolas que deben ser transportados por la Carretera Central o la Panamericana Norte y Sur. Por eso hay un alza casi general de los productos traídos del campo.
A ello se suma la reducción de la importación de úrea para el cultivo de las tierras, que en un 70% se importa de Rusia, que ha detenido sus exportaciones por la guerra con Ucrania. La carencia de este insumo y de otros abonos, que deben ser importados, hace que los agricultores tengan serias dificultades para la producción y, por lo tanto, en los mercados hay menos oferta no solo de zanahorias, sino también de otras hortalizas, legumbres, frutas, etc. Ya sabemos que, a mayor oferta de un bien o servicio, el precio tiende a reducirse. Y, por el contrario, a menor oferta, el precio tiende a aumentar. Esto último es lo que está pasando. Hay menos oferta y, por lo tanto, el precio es mayor. Ahora bien, el alza de los combustibles, que se debe a un problema internacional causado por la guerra, también está motivando el incremento de muchos otros productos porque los comerciantes tienen que gastar más para transportarlos.
Por lo consiguiente, son varios los factores, tanto externos como internos, que inciden en la alarmante alza actual de los precios, principalmente de los productos de primera necesidad.
Esta crítica situación, causada por problemas de origen económico, ha dado lugar a una convulsión social que ahora no solo está en Huancayo, sino que se ha replicado en Puno, Arequipa, Piura, Chiclayo, Trujillo, Ica y algunas regiones de la selva.
El Gobierno ha decidido excluir de la lista de productos sujetos al ISC a los combustibles como las gasolinas de 84 y 90, así como al diésel. Además evalúa exonerar el IGV a productos como pollo, huevos, harinas, fideos y carnes, entre otros. Ojalá los efectos de estas medias sean inmediatos. Porque la situación es crítica hasta el momento. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.