Comienza un nuevo año y, siendo transparentes en el pensamiento, hay pocas expectativas en el Gobierno de Vastillo para este 2022, esperanzas quizá algo más, pero no veo capacidad, inteligencia, decisión, formación o liderazgo en el presidente para cambiar el rumbo o, en todo caso, ponerle rumbo y trazarle metas a su gobierno. Como decía el señor Bellido, veo en Castillo a un personaje muy básico y, por lo tanto, no veo de donde pueda sacar ese conocimiento o experiencia para poder corregir errores y acercarse más a la población. El Gobierno está perdiendo constantemente estabilidad y legitimidad, lo que tarde o temprano le va a afectar. Este 2022 será muy importante para Castillo: o se ilumina súbitamente y le cae un rayo de sabiduría o va camino a un choque inevitable que lo llevará a dejar el poder a través de una vacancia o alguna denuncia. O el Gobierno lo comparte con los independientes que quieran ayudarlo, o se hunde él con su Gobierno.
Antes de cerrar el 2021 se nombró a Rosendo Serna ministro de Educación. Se trata de un hombre mediocre, no lo veo sobresaliente; sin embargo, algo conoce del tema y puede desempeñarse bien de acuerdo a los criterios que pueda manejar. No todos los mediocres tienen gestiones malas, algunos se han sabido asesorar. Serna ha tenido problemas judiciales antes, pero hay que guardar las esperanzas de que se pueda contagiar de buenas ideas y rodearse de buenos colaboradores. El cambio de ministro de Educación es un indicador que también tienen que haber cambios en el actual Gabinete.
El problema es que en este Gobierno los cambios profundizan el defecto, no vemos cambios para mejorar. Tampoco es bueno pensar en cambios cuando sabemos que esto no va a conducir a nada. Igual hay cosas por hacer: el ministro de Transportes es una perdona tóxica para el sector y la propia premier Mirtha Vásquez también lo es. Por otro lado, tenemos ministros que están de adorno, así que un buen cambio puede contribuir a oxigenar el Gobierno, pero hay que elegir gente superior a quienes están siendo cambiados.
En todo caso, la buena noticia en el inicio del año ha sido el reinicio de las operaciones en Las Bambas donde hay una inversión tan grande y con la minería en alza. Sería absurdo que no opere. Ahora, aclaremos que no se ha llegado a una solución del problema, solo se ha postergado las negociaciones; por ahora no se van a bloquear las carreteras, pero el 18 de enero se reinician las negociaciones. Vale decir que se ha logrado una tregua, pero la solución definitiva es económica producida de un chantaje: los moradores dicen “yo te dejo que pasen tus camiones, pero los choferes van a ser míos y la compañía encargada del transporte va a ser mía. Así, sí pueden pasar”. Ante esas ambiciones los acuerdos se van a cumplir de acuerdo al humor o el bolsillo de los dirigentes comunales. Pasó antes y pasará ahora. Ya lo dije antes en este mismo espacio: la solución es poner un tren, los chinos tienen que hacer un tren para sacar los minerales desde esa zona hasta la costa. Eso lo debe exigir el Gobierno.
(*) Excongresista de la República
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