
El 4 de julio en la red social twiter, la controvertida candidata a la primera vicepresidencia del País por el partido político Perú Libre, no tuvo mejor idea que publicar el comunicado “precisiones sobre acuerdo del CER LIMA de aporte solidario y voluntario solicitado por el secretario general de Perú Libre”. En dicho comunicado, sostiene que Vladimir Cerrón le solicitó “colaboración económica” para el pago de su reparación civil, olvidando mencionar que era por el delito de corrupción de funcionarios. Como todos sabemos, solo cuando se es culpable se impone una medida adicional como esta.
En otra parte del documento se esfuerza en “demostrar” la “limpieza” de su acto “solidario” con un procesado por corrupción como Vladimir Cerrón, dando números de cuenta bancaria y el monto recolectado (S/. 15,791.92 soles). Luego, para terminar de hundirse un poco más en el lodo que ha pisado, aduce que esta declaración, en buena cuenta, es por la presión de los medios de comunicación (que en la práctica la ponen en jaque) y mejor actúa “en honor a la verdad”. Peor, imposible. Finalmente, dice que rechaza el uso de este caso (como si fuera solo un acto de solidaridad) y que la asocien con el caso “Dinámicos del centro”, con lo cual, su visión distorsionada de la realidad sobre la corrupción, le haría pensar que hay “tipos de corrupción”, algunas benignas y otras malignas.
No es posible tomar las declaraciones de la señora Boluarte solo como un acto de candidez o siquiera como ingenuidad política, no. A confesión de parte, relevo de pruebas dice el dicho popular. Lo que ha hecho es reconocer abierta y públicamente que tiene un alto nivel de permisividad en alguien condenado por corrupción como Vladimir Cerrón, de quien tuvo que haberse alejado o separado todo acto o relación política u organizativa, como una muestra clara de su espíritu de honestidad y de cero tolerancias con uno de las mayores amenazas que enfrenta el país que es la corrupción.
Las declaraciones de la señora Dina Boluarte deberían levantar las voces de aquellos que votaron y apostaron por un proyecto político con apariencia de pureza, que fue lo que motivó muchos que, sin ser de izquierda, socialistas o comunistas, pusieron su “antikeikismo” delante de los intereses de la patria.
Los hechos de los que hoy están siendo testigos los “anti” (Keiko), respecto a los “Dinámicos del centro” quienes han financiado la campaña presidencial, entre ellas la de Dina Boluarte y la aceptación de esta de haber realizado “colectas económicas” para sostener a un corrupto como Vladimir Cerrón (y aún falta descubrir más) debería hacerlos reflexionar sobre haber puesto al país en la picota y no con personas honestas o de bien, sino, por el contrario, apostaron por una presunta organización criminal hoy en pleno proceso de indagación por las autoridades policiales y del Ministerio Público.
El país no puede ni debe aceptar una candidatura incubada en la corrupción y el terrorismo, con evidencias de fraude y con la complicidad de autoridades del sistema electoral, incluso del propio presidente Sagasti, y hacemos votos para que nos aferremos con el alma y abracemos fuertemente a nuestra bandera y la Constitución política del Perú, y unirnos los civiles, militares, policías, trabajadores, estudiantes y amas de casa, ¡para darle al país una verdadera democracia! Sí se puede.
(*) Gein y/o Exdirector general de inteligencia MININTER
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