Opinión

La vocación al servicio público (VI)

Por: Iván Pedro Guevara Vásquez

Habíamos visto que cuando un abogado defensor que gana un promedio de cinco mil soles mensuales, por ejemplo, postula para un cargo público de juez o fiscal titular, en donde va a ganar una remuneración mensual cuatro o cinco veces mayor, no es precisamente fácil rastrear las vocaciones al servicio público.

Claro está que tal abogado puede argumentar que postula al puesto por vocación, y, en un acto de cierta sinceridad, puede decir en su entrevista personal para el puesto en mención que lo hace también para tener una mejor calidad de vida personal y familiar.

Pero se trata de una vocación especial; esto es, de una vocación al servicio público, y en este ámbito lo principal no es el lucro o el tener las mejores remuneraciones mensuales del país, en lo absoluto.

El servicio público es precisamente eso: un servicio realizado por y hacia la población, lo que genera como lógica consecuencia que se tenga que admitir cierta cuota de sacrificio de nuestro bienestar personal, bajo la idea que el servicio público se enmarca dentro de los ámbitos del bien común.

Entonces, cuando nos planteamos la pregunta “¿Qué mueve en realidad a tal abogado defensor a querer ser juez o fiscal titular?”, debemos de ser conscientes de lo que implica el servicio público.

Por ello en los países desarrollados, en democracia, tanto económica como industrialmente, las remuneraciones más altas no suelen estar en el ámbito del sector público, sino dentro del sector privado.

Qué mejor criterio objetivo que el hecho de que las remuneraciones del Estado sean menores respecto a las provenientes del sector privado, para que haya una segura verosimilitud y objetiva credibilidad al momento de argumentar por qué se quiere ser juez o fiscal titular, por ejemplo.

Si alguien que puede ganar mucho más en el ámbito del sector privado, se postula a un puesto público en donde va a ganar menos, y en su entrevista personal para el puesto argumenta que lo hace por vocación al servicio público, tal argumentación resulta ser creíble y verosímil, en la medida que cuando uno postula por vocación al servicio público para ser juez o fiscal titular, por ejemplo, no se trata de ganar más dinero, sino de realizar una función acorde con la realización del servicio público, pues lo más importante será ser un buen juez o un buen fiscal.

Caso contrario, no estaría garantizado un buen servicio público.

(*) Miembro suplente de la Junta Nacional de Justicia.

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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