Opinión

El Perú al borde de ser un estado fallido

Por: César Ortiz Anderson

El actual periodo de gobierno del Perú 2021-2026 viene siendo el peor de la historia de nuestra República. Paradójicamente, en lo que debiera ser la celebración de la consolidación y afirmación del Perú como una República independiente y soberana en su Bicentenario, nos encontramos en la peor crisis política desde la Guerra con Chile, al borde del colapso y a punto de convertirnos en un Estado fallido.

El concepto de “Estado fallido” describe a aquellos países cuya capacidad para ejercer control territorial, garantizar la seguridad, proporcionar servicios públicos básicos y mantener legitimidad gubernamental es insuficiente o inexistente. El Perú, con sus altos niveles de corrupción, terrorismo, narcotráfico, criminalidad e inestabilidad política, muestra alarmantes paralelismos con países considerados fallidos, como Somalia o Haití, planteando la pregunta: ¿está el Perú en riesgo de seguir este camino?

Corrupción: un cáncer sistémico

Según datos de Transparency International, Perú ocupa posiciones críticas en los índices de percepción de corrupción, con casos emblemáticos que involucran a expresidentes como Alejandro Toledo, Ollanta Humala y Pedro Pablo Kuczynski. La corrupción mina la confianza en las instituciones y desvía recursos vitales para el desarrollo, un rasgo común en los estados fallidos.

El narcotráfico y su impacto estructural

Perú es uno de los principales productores de cocaína a nivel mundial. Esto ha llevado a que el narcotráfico coexista con el aparato estatal, en algunos casos incluso infiltrándolo. La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) advierte que el narcotráfico financia grupos armados ilegales y genera economías paralelas que debilitan el control del Estado, como ocurrió en Colombia antes de las reformas estructurales en los años 2000.

Criminalidad e inseguridad ciudadana

La inseguridad se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los peruanos. Según un estudio del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), más del 70% de la población urbana ha sido víctima de algún delito.

Inestabilidad política crónica

La inestabilidad gubernamental es otro síntoma crítico. Perú ha tenido seis presidentes en cinco años, un reflejo de la profunda crisis de gobernabilidad. Esta inestabilidad se asocia con los altos niveles de desafección ciudadana y la incapacidad del sistema político para generar soluciones sostenibles. Hannah Arendt argumentó que un gobierno que pierde su legitimidad queda reducido a una mera administración, incapaz de sostener un contrato social funcional.

Una encrucijada histórica

El futuro del Perú dependerá de su capacidad para abordar estos problemas estructurales con políticas integrales y de largo plazo, así como de la implementación de reformas que fortalezcan las instituciones y promuevan la equidad social. Sin embargo, la inercia política, la falta de liderazgo y los intereses particulares de ciertos sectores dificultan este camino.

(*) Presidente de APROSEC.

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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