Un sector de la izquierda peruana, tanto de la denominada caviar como la radical, pide que en el Perú se aplique la receta de Evo Morales. Por ejemplo, exigen el cambio de la Constitución, que se nacionalicen las empresas y que los recursos naturales pasen al poder del Estado. ¿Y cuál es el resultado de esas medidas? Una terrible crisis económica, política y social que ha puesto Bolivia al bordo del despeñadero.
De experimentar más de una década de bonanza, Bolivia se ha convertido en el país de mayor inflación anual de Sudamérica, con 6%, después de Venezuela y Argentina, según un reporte de Bloomberg emitido ayer jueves. La compañía estadounidense de asesoría financiera, software, data y media bursátil publica también un cuadro donde Perú parece con una inflación interanual de 1.78 %. Comparando las cifras nos podremos dar cuenta de la gravedad de la crisis boliviana.
Cuando el modelo de Evo Morales aparentemente daba buenos resultados y Bolivia se convirtió en un país de próspero, muchos líderes de la izquierda peruana inflaban el pecho y se derretían en elogios para el líder del Movimiento al Socialismo (MAS).
En la actualidad, Bolivia sufre, además de inflación, de escasez de alimentos, de combustibles y hasta de dólares, lo cual es muy grave, ya que en el país del Altiplano se usa mucho la moneda norteamericana para realizar las transacciones comerciales. Los bolivianos tienen que usar sus devaluados bolívares para comprar soles y así tener más chance de conseguir dólares.
Morales gobernó el país altiplánico entre el 2006 y el 2019, es decir, estuvo 13 años atornillado al poder, como los grandes autócratas que una vez que agarran la mamadera no la quieren soltar. El récord lo tiene Daniel Ortega (Nicaragua) con 28 años, seguido de Nicolás Maduro (Venezuela) con 11 años, pero en este último caso hay que sumar los 13 años de Hugo Chávez.
Bolivia cuenta hoy con 32 empresas estatales que abarcan diversos sectores como alimentos, transporte, tecnología, textiles, construcción, explotación de recursos naturales, turismo y comunicaciones, lo que lo ha llevado a tener una carga burocrática monstruosa. Ante la escasez de combustibles, el Gobierno subvenciona su importación, de tal manera que en 2023 destinó 1,100 millones de dólares y para 2024, asignó 1,408 millones para el mismo propósito.
Uno de los grandes problemas de los modelos planteados por la izquierda son las subvenciones. El campo social hay que atenderlo, indudablemente, pero debemos tener en cuenta el proverbio chino que dice: “Regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día; enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida”. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.