Opinión

El cardenal Castillo y la demolición de la iglesia

Por: Luciano Revoredo Rojas

El Papa Francisco ha anunciado nuevos cardenales para la iglesia. Uno de ellos para el Perú. Se trata de Carlos Castillo Matasoglio, el actual arzobispo de Lima. Esto en otros tiempos hubiera sido motivo de alegría, pero siendo Castillo el elegido solo puede traer tristeza, angustia y desolación.

Su labor como arzobispo ha sido negativa en todo sentido. Apenas llegado al trono de Santo Toribio nos dio una muestra de su extravío nombrando jefe de comunicaciones del arzobispado a una feminista que promovía el aborto en sus redes sociales. De no ser por una denuncia nuestra en el portal La Abeja la mencionada señorita seguiría en el cargo.

Luego, ha inducido al error a su feligresía tratando con desprecio a Jesús presente en las sagradas formas al señalar que “nadie se convierte ante el Sagrario”.

En otra de sus alocuciones, dirigiéndose a la hermandad del Señor de los Milagros les dijo que no había que cristianizar el mundo como si se tratara de borrar todos los esfuerzos y búsquedas de los seres humanos, sino que, se les acepte con libertad y se les abra las puertas inclusive con sus propias costumbres, credos, ideas e ideologías. Cortó de un solo golpe con la tradición misionera de la iglesia. Mostró una vez más su desprecio por la doctrina cristiana, poniéndola por debajo de costumbres, creencias e ideologías.

Como buen marxista cultural ha introducido el lenguaje inclusivo en la liturgia de la iglesia. Alterando incluso el canon de la misa. En una de sus arengas se dirigió a los “jóvenes y jóvenas” en un extremo de ridiculez sin precedentes para luego decir “No le dejemos a nuestros jóvenes el legado de una generación vieja, angurrienta, encerrada en sí misma, apolillada y llena de hongos…”. Estas palabras de desprecio al prójimo, cargadas de resentimiento no son propias de un pastor de la iglesia.

En otra oportunidad en una meditación para el clero limeño el propio monseñor Castillo soltó otra de sus perlas, cuando dijo que “…la procesión del Señor de los Milagros tal vez solo tenía comparación con la Marcha ni una menos…”. Si, exactamente eso, con una marcha anticristiana, abortista y feminista. Por supuesto que esa marcha le gusta mucho, pero la multitudinaria “Marcha por la vida”, que en su última versión reunió más de 700 mil personas la canceló para siempre.

Incluso su sobrino, hijo de su hermano, lo acusó de haberse apropiado de un inmueble y parte de la herencia de su padre. Tema que hasta ahora el nuevo cardenal no aclara.

Ese es Castillo Matasoglio, un marxista enemigo de la iglesia que en su momento fue prohibido de enseñar teología y que la mafia progre infiltrada en la iglesia puso en la mira del Papa para que lo nombre arzobispo de Lima destruyendo todo lo de bueno que en esta diócesis teníamos. Esa es la realidad de Carlos Castillo que era el oscuro párroco de una iglesia del Rímac, con un pasado político que lo vincula a sectores de la izquierda radical antes de optar por el sacerdocio y que desde que asumió el cargo no ha hecho otra cosa que una labor de demolición de la iglesia de Cristo. Ahora lo elevan a la dignidad de cardenal. En la iglesia católica humanamente hablando todo está perdido, solo hay que esperar la intervención Divina.

(*) Analista político.

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