Efecto regresivo en recaudación tributaria
No es ningún secreto que la recaudación tributaria sigue bajando y ello se debe a la recesión, que como todos sabemos es consecuencia de la falta de confianza de los inversores que, ante su abstención de invertir en nuevos emprendimientos o incrementar los existentes, lleva a que exista menos trabajo y cuando hay menor demanda laboral crece el desempleo junto a la desesperanza.
No hay que ser mago para darse cuenta de que la desconfianza empresarial no es de hoy día, tiene ya su tiempo y, ello debido a la sucesión maratónica de gobiernos, a la ineficiencia de muchos de ellos para hacer lo debido y por supuesto soportando aún los efectos de la pandemia del Covid19, felizmente en franco descenso.
Como siempre hay desubicados que creen que no se necesitan mayores recursos fiscales durante el presente año 2024, ya que los ingresos presupuestales calzan con los egresos, pero ello solo es aparente, pues se han incrementado los ingresos en el papel pero no en la realidad, mientras que los guarismos de los egresos también ascienden, no solo en el papel sino en la realidad. Con esa relación, evidentemente el Presupuesto General de la República carece de certidumbre.
Para paliar la situación, lejos de mejorar la fiscalización tributaria, la calidad del gasto, la reducción de lo que es superfluo en los egresos del Estado e imprimir políticas de austeridad, así como destrabar los proyectos que no se pueden aún ejecutar por los excesos burocráticos, vemos que se sigue con la malsana práctica de seguir contratando funcionarios y asesores, así como autorizando infinidad de viajes muchos de los cuales son inútiles.
Con la finalidad de incrementar la recaudación tributaria, acaba de aumentarse las tasas del Impuesto Selectivo al Consumo a diversos productos como la cerveza, los cigarrillos, tabaco, pisco y demás bebidas alcohólicas.
Desde el MEF se nos dice que ello elevará la recaudación, aunque también contribuirá a cierto descenso del consumo de dichos productos que no son saludables. Empero, se han olvidado de la conocida curva de Laffer, en que demostraba que con mayores tasas impositivas, no se lograba necesariamente el aumento de la recaudación sino su descenso y ello puede ocurrir, por lo menos inicialmente, respecto a la cerveza, pisco, bebidas alcohólicas y cigarrillos, con el corolario de que sobre todo en la cerveza, pisco y otros productos alcohólicos, la baja del consumo puede llevar a que se pierdan puestos de trabajo, con lo cual el remedio es más perjudicial que la enfermedad.
Lo que quizás pudiera ser conveniente, es variar las tasas fijas en soles del ISC, por porcentajes sobre el valor de venta, con lo cual se hermana este con el IGV, y cada vez que los productores o comerciantes de los bienes sujetos a tales tributos eleven valor de venta, seguirá el mismo curso los impuestos y por ende el precio final. A tenerlo en cuenta.
(*) Expresidente del Consejo de Ministros
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