Ricardo Palma ¿colaboracionista?
En un video publicado en Youtube se cuenta cómo se hizo el despojo bibliográfico de la Biblioteca Nacional durante la ocupación de Lima en 1881, teniendo como colaborador para ese fin a nuestro célebre tradicionista Ricardo Palma.
La Universidad Católica Cedes Sepentiae de Lima, presenta la “investigación” como una de las “curiosidades de la ocupación” chilena de nuestra capital y la relación de “amistad” entre Ricardo Palma y José Miguel Varela militar chileno y abogado que supuestamente se encargó de catalogar los libros de nuestra biblioteca. Esto se sustenta en el texto “La Muerte Acampa en Chorrillos” del chileno Guillermo Parvex y del texto “Cartas a Piérola” de Ricardo Palma.
Según el texto de Parvex, Varela autorizó a Palma que utilizara su oficina y lo ayudase a catalogar los libros que se enviaban a Chile, una vez instalado, Palma le entrega un grueso manojo de llaves de todas las dependencias de la Biblioteca diciéndole al soldado chileno: “ahora el jefe es usted”.
Esta sola mención es falsa, porque quien tuvo a su cargo la Biblioteca fue su director el coronel Manuel de Odriozola quien junto con Palma redactaron una protesta al ministro plenipotenciario de los EEUU Isaac Christiancy donde se afirmó que las llaves de la biblioteca fueron entregadas el 26/2/1881 contra su voluntad, lo que significó la carcelería de Palma por 15 días en una nave de guerra chilena, como así lo describe Palma el 18/12/1885. Si Palma estaba preso ¿cómo colaboraba con el invasor?
Según el texto de Parvex, Varela hizo su “trabajo” porque este se trataba de un cupo de guerra, siendo el Perú un país vencido que debía compensar los gastos del vencedor y su labor la hizo entusiastamente porque todo estaba legitimado por las autoridades de la ocupación. Esto contraviene con cualquier texto de Derecho Internacional Público de la época porque ya se condenaba la expoliación y rapiña de los objetos de los pueblos vencidos en una guerra. Andrés Bello en su texto Principios de Derecho Internacional escribió: “Se debe respetar los templos, los monumentos nacionales, los archivos, en suma, todos los edificios públicos… cuya destrucción en nada contribuye al logro del fin legítimo de la guerra…” y añade en una cita siguiendo a Schmalz “En el siglo XVIII se miraba como barbarie despojar los palacios del enemigo tomando los muebles, bibliotecas u otros objetos preciosos”. De esta forma Parvex deja a Varela o como un pésimo abogado convertido en soldado o en un simple soldado que no tenía escrúpulos para recibir órdenes.
El informe de Ignacio Domeyko al recibir los libros en Chile en agosto de 1881 dice: “hemos recibido… con fecha 13 de junio del corriente, 74 cajones y el 21 del mismo mes 80 bultos dirigidos a la Universidad, sin catalogo ni indicación alguna de lo que contenían”. Con este testimonio incuestionable se demuestra que Palma y menos Varela estuvieron catalogando libros. Lo que sucedió en la Biblioteca Nacional del Perú fue un simple acto de rapiña.
No podemos criticar a un extranjero, peor si este no tiene escrúpulos para mentir, falsificar o adornar la historia de su país. Lo que podemos cuestionar es que una universidad peruana avale un falso sin más prueba que un testimonio cuestionado en su país de origen. El texto “La Muerte Acampa en Chorrillos” es una parte del discutido libro “Un Veterano de Tres Guerras” que fue promocionado como una autobiografía cuando en realidad se trata de una novela como así lo han calificado historiadores chilenos.
Creemos necesario desagraviar la figura histórica de Ricardo Palma que no ha sido un colaboracionista, tampoco catalogó y embaló los libros de la Biblioteca para ser enviados a Chile, y menos que haya departido amenas conversaciones con el enemigo que usaba de caballeriza el establecimiento cultural más importante del Perú. Lamentablemente La Universidad Católica Cedes Sepentiae no hace honor al nombre de “asiento de sabiduría”, cuando en realidad se trata de un simple taburete de falsedades que va contra la historia de nuestro país.
(*) Excongresista
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