Opinión

Yo quiero ser presidente

Por: Víctor García Toma

La institución de la presidencia de la Republica se presenta como el pilar sustancial de la gobernabilidad y la gobernanza en nuestro pais. Así, esta debe velar por la armónica relación entre el Estado y la sociedad civil; y comprometerse en la plasmación de la adecuada coordinación y cooperación entre los distintos órganos políticos y administrativos de la comunidad política.

Al ejerciente de dicha alta magistratura le corresponde ejercer la jefatura de Estado; por ende, personifica a la Nación políticamente organizada. Ello implica representar adecuadamente la unidad del pueblo más allá de sus naturales diferencias ideológicas, étnicas económicas, culturales, etc. Más aun, en su persona se simboliza la existencia de un cuerpo político soberano,

Le compete además la jefatura de gobierno; por tanto, es el responsable de establecer y gestionar a través de sus ministros, el programa de políticas públicas. Asimismo, asume de un lado, la jefatura de las Fuerzas armadas, la Policía Nacional y, del otro, conduce la política exterior y las relaciones internacionales.

Tareas tan complejas requieren de experiencia, idoneidad, conocimiento, capacidad de convocatoria, firmeza de carácter y ética acreditada.

En los próximos comicios aparecerán en busca del voto ciudadano, los populistas que prometen sin reparo y sin sustento; los improvisados y poco conscientes de sus cabales competencias; los extremistas que ofrecen incendiar el país, para luego construir uno nuevo en donde solo tengan cabida sus incondicionales. los que por propia y afiebrada ambición señalan tener derecho por nacimiento; y hasta los dispuestos a cambiar de ideas o partido con tal de olisquear el perfume del poder.

No permitamos que nuestro voto sea usufructuado por la irresponsabilidad, el pensamiento tanático, la adicción a la pompa y la parafernalia del cargo o por la ensoñación de ser reconocido como importante.

Los partidos que postulan a una plancha presidencial deben acreditar ante la ciudadanía, más allá de los excitados fichajes de última hora, un mensaje ideológico claro, una visión de sociedad precisa, un programa realista y a la vez inspirador.

Es exigible que sus candidatos expresen esas ideas y exhiban una trayectoria de experiencia, lealtad a lo que el partido profesa; una conducta pública y privada que, tras el suero de la verdad, nos diga que se trata de un hombre honorable

Que Dios nos ayude a elegir con inteligencia y responsabilidad.

(*) Expresidente del Tribunal Constitucional.

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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