Variante brasileña del COVID-19 pone en jaque a toda América

A los virus no los podríamos calificar como microorganismos vivos, pero tampoco como muertos. Ellos necesitan infectar células de otros huéspedes para reproducirse y seguir viviendo. Están constituidos de una cápsula, diferentes proteínas y otras estructuras que les permiten mantenerse activos y adaptarse con singular capacidad al nuevo ser que habitan.

En ese constante cambio, en ese “viaje” de cuerpo en cuerpo, algo sucede en ese proceso: mutan para asegurarse una mejor supervivencia. Esto ha sucedido con el coronavirus, ha logrado mutar y crear nuevas variantes, muy distintas a la cepa original, la de Wuhan. Hoy por hoy existen muchas variantes rodando por el mundo.

Están la variante inglesa, la sudafricana y la brasileña, al menos las tres más conocidas. Sin embargo, por su proximidad y su ingreso a nuestro país, la que más preocupa a los científicos es la variante proveniente de Manaos (Brasil), la misma que estaría haciendo estragos en nuestro país.

En medio de una pandemia, la palabra “mutación” puede resultar inquietante. Aunque técnicamente no están vivos, los virus mutan y evolucionan cuando infectan las células de un hospedador y se multiplican. Las modificaciones resultantes en el código genético del virus podrían ayudarlo a saltar mejor entre humanos o evadir las defensas del sistema inmunitario. Tres mutantes del virus SARSCoV-2 han hecho que los especialistas insten a redoblar los esfuerzos para frenar la propagación del coronavirus.

Los especialistas están convencidos de que las nuevas variantes no van a dejar de aparecer y que debemos estar preparados para ello. Por eso, pese a que los análisis iniciales indican que las vacunas siguen siendo eficaces, este “boom de variantes” nos lanza una pregunta fundamental: ¿Y si alguna de ellas logra burlar a la vacuna? ¿Tendríamos que empezar de nuevo y esperar un año para tener las nuevas versiones o se podrían hacer cambios sobre la marcha?

Las vacunas existentes de todos modos evitarán que uno se enferme de gravedad y la gente debería ponérsela, afirman los expertos. “Si tu meta es que la gente no tenga que ir al hospital, entonces esto va a funcionar bien”, explicó hace unos días el ministro de Salud, Óscar Ugarte. Las vacunas funcionan al estimular al organismo para que produzca anticuerpos en contra del coronavirus.

Los científicos esperaban que, con el tiempo, el virus adquiriera mutaciones para evadir estos anticuerpos, las llamadas mutaciones de escape. Algunos estudios incluso han predicho cuáles mutaciones serían más ventajosas para el virus.

Pero los científicos habían esperado que las nuevas vacunas siguieran siendo efectivas por varios años, con base en la teoría de que el nuevo coronavirus desarrollaría con lentitud nuevas defensas contra ellos. Ahora, los investigadores temen que la propagación descontrolada le haya otorgado al virus oportunidades irrestrictas para reinventarse y podría haber acelerado la presencia de las mutaciones de escape.

SECUENCIACIÓN GENÓMICA

Para poder detectar la aparición de nuevas variantes o la introducción de variantes diferentes a las que están en circulación en un país o región determinada, es imprescindible la ampliación en todo el mundo de las labores de secuenciación genómica e intercambio de datos, junto con una mayor colaboración científica que permita dar respuesta a incógnitas fundamentales, ya que la secuenciación de genomas completos es la única forma científica y práctica de garantizar la detección de nuevas variantes.

En lo que va del año 2020 se ha conseguido secuenciar miles de genomas completos del coronavirus, gracias al análisis de muestras de pacientes afectados por la enfermedad COVID-19. Lograr esta secuenciación es fundamental para conocer mejor el virus y definir sus características y comportamiento. De entrada, la secuenciación permitió clasificarlo, definirlo e incluirlo como un nuevo miembro de las familias de virus ya conocidas, bautizándolo como SARS-CoV-2.

La secuenciación genómica del SARS-CoV-2 ha permitido averiguar su origen, saber cómo se transmite, investigar su capacidad de difusión y contagio y lograr información necesaria para el futuro desarrollo de fármacos y vacunas. En el Perú, el Instituto Nacional de Salud (INS) es el encargado de este delicado trabajo y el que dio la alerta de que la variante brasileña se encuentra en el 40% de los casos de COVID-19 registrados en Lima Metropolitana.

Gracias al seguimiento de las variantes de COVID-19, que realiza el INS, se ha logrado establecer que en la zona de Lima Este los casos de COVID-19 producidos por la variante brasilera llega al 63%. “Por eso la rapidez con la que se ha propagado la enfermedad. No hay que alarmarse, pero sí redoblar el cumplimiento de las medidas sanitarias como el lavado de manos, colocarse la mascarilla, respetar el distanciamiento físico y evitar las aglomeraciones”, dijo el ministro Ugarte.

LAS CIFRAS DE MUERTE DE LA VARIANTE BRASILEÑA

Es 220% más contagiosa que el virus original. La variante inglesa es 70% más contagiosa.

Tiene “escape inmunológico”, es decir, evade los anticuerpos formados por una infección en la primera ola.

Posiblemente evade los anticuerpos formados por las vacunas. Genera dudas respecto de si funcionarán las vacunas, dado que todas han sido diseñadas con versiones anteriores del virus.

Probabilidad de reinfección muy alta, entre 25% y 60%. Presenta la mutación N501Y que le permite penetrar más fácilmente nuestras células, por ello es más contagiosa. Presenta la mutación E484K que le permite evadir los anticuerpos o escape viral.