Opinión

Sin urea ni reforma agraria

Por: Martín Valdivia Rodríguez

La promesa de segunda reforma agraria ilusionó a los más de 2 millones de agricultores que se encargan de abastecer con sus productos de los mercados. Hasta los empresarios, al menos un sector de ellos, saludaron la medida. Ha pasado más de un año y aún está lejos el día en que reivindique a los sufridos hombres del campo, tan olvidados durante los últimos gobiernos. Peor aún, se necesita indispensablemente urea para fertilizar la tierra y el Gobierno fracasa en su tercer intento para comprarla.

No solo se trata de buenas intenciones o de cambio de nombrecitos. En noviembre del año 2020, en los inicios del gobierno de Francisco Sagasti, el nombre de Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri) fue reemplazado por el de Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri). Han pasado más de dos años y desde hace trece meses tenemos un presidente que proviene del campo, que se supone conoce cómo se cultiva la tierra.

Por eso no se entiende por qué el presidente Castillo, en su afán de disimular el fracaso de la compra de fertilizantes sintéticos, afirmó que “en el tiempo de los incas no se daba tanta importancia a lo que es la urea”. Un buen agricultor que sabe de la importancia de la urea le podría responder irónicamente: “en el tiempo de los incas no se le daba ninguna importancia a lo que es la gasolina”. Es una reflexión absurda.

Según el mandatario, “el guano de las islas es oportuno y beneficioso para las cosechas y fortalece al suelo”. Parece que desconoce que el abono natural debe contener las cantidades suficientes de nitrógeno, fósforo y potasio para poder fertilizar la tierra. Y que se necesitarían 5.5 millones de toneladas de guano de islas para poder reemplazar los 1.2 millones de fertilizantes sintéticos que se importan cada año.

Andrés Alencastre es el quinto titular del Midagri, lo antecedieron Javier Arce, Alberto Ramos, Óscar Zea y Víctor Mayta, prácticamente un ministro cada dos meses. Imposible que un portafolio como el del Midagri se conduzca adecuadamente con tanta inestabilidad. Ahí están las consecuencias. Tres intentos del Gobierno por comprar la urea que se necesita y tres fracasos. Los agricultores, responsables de la producción de los alimentos que consumimos para seguir viviendo, no merecen este trato. O, mejor dicho, este maltrato. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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