Hace algunos días, en el programa televisivo de opinión “Rey con Barba”, que se difunde en Willax TV, tuvieron la feliz ocurrencia de preguntar a algunas personas qué es lo que harían si, en lugar de que la Presidencia de la República se definiera por elecciones generales, lo fuese por sorteo.
Aunque felizmente la pregunta no fue “Si yo fuera diputado”, pues nos haría recordar a conocidísima película de Mario Moreno, más conocido como “Cantinflas”, cada uno de los entrevistados expresó con toda libertad sus propuestas.
Bueno, pues, sin tomarlo a broma y con seriedad, como lo señalamos anteriormente, cada uno de los entrevistados dijo lo suyo. En el caso de quien escribe esta columna, reseñó los tres aspectos que el próximo presidente de la República debería afrontar de inmediato, aunque evidentemente no son los únicos.
Para comenzar, dije que lo primero que haría sería rogar al Altísimo que se hiciese un nuevo sorteo, a fin de evidenciar que no estoy ni estaré en política activa, y que las tres cosas más urgentes que se deberían afrontar son definir estrategias claras y efectivas para enfrentar a la delincuencia que ha ido creciendo desbordadamente, pues hoy por hoy nadie se siente seguro en nuestro país.
La segunda acción es simplificar todos los trámites para las licencias, autorizaciones y permisos para ejecutar inversiones, las que son indispensables para que exista trabajo, el cual debe, por supuesto, ser digno y razonablemente remunerado.
Esto es ratificación de lo que en innumerables ocasiones hemos expuesto en el sentido de que para que exista bienestar es necesario que haya puestos de trabajo, y estos deben darse desde la actividad privada que necesita de las facilidades para cumplir su cometido.
La tercera acción es reiniciar las obras públicas que están paralizadas, pues es un crimen que no se culminen, pese a que se han pagado desde los tres niveles de gobierno, como son el central, regional y municipal, los adelantos y las valorizaciones. Pero que por diferendos entre quien contrata y los contratistas, las obras están inconclusas, las que de no reiniciarse en la práctica significan que se tiró al precipicio los impuestos que pagamos todos los peruanos y que, por supuesto, deberían servir para el mantenimiento del Estado y la ejecución de las obras públicas.
Buena idea la de José Barba y Rafael Rey, pues es una llamada de atención para que quienes están en la actividad política pisen bien, hagan propuestas concretas y realizables que puedan inducir a los que pretendan ser candidatos a no irse por las ramas y ser concretos en propuestas y apreciaciones. Por lo indicado, ojalá se pudiera repetir con otras personas que realmente estén interesadas en candidaturas presidenciales, para ir conociendo las propuestas y hagan pensar a los electores para que elijan bien y no se repitan los bochornosos resultados de las elecciones generales del año 2021. Si bien el viejo refrán dice que el ser humano es el único que tropieza con la misma piedra, esperemos que ello no vuelva a pasar en el año 2026.
(*) Expresidente del Consejo de Ministros.
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