
El martes 5 se produjo una gigantesca manifestación en Lima demandando la renuncia del presidente Pedro Castillo, como consecuencia del malhadado decreto que impuso la inmovilización social absoluta en Lima. Obviamente, la gente reaccionó con dignidad y no acataron la norma, constituyendo más bien la más grande movilización social contra el gobierno que lo puso al borde de la renuncia.
Previamente se había producido una gran protesta en Huancayo, Huánuco, Ica, Arequipa y otras importantes regiones del país, con motivo del alza de los combustibles y los alimentos y los paros decretados por agricultores y transportistas.
El lamentable corolario de estos sucesos son seis muertos, cuatro en Huancayo, uno en Huánuco y uno en Ica, numerosos heridos entre manifestantes y policías.
Todos estos penosos sucesos, si bien tienen diversas motivaciones, encontraron en la negligencia del Gobierno el caldo de cultivo ideal para que explotaran como aconteció.
Por ejemplo, el 11 de marzo sugerimos vía Twitter la reducción del ISC a los combustibles, el gobierno lo hizo pero luego de tres semanas; hace meses los fertilizantes se han disparado por las nubes y hasta ahora el régimen no atina a nada; los disturbios en Huancayo estallaron al quinto día del paro regional y en los cuatro días previos el Ejecutivo no hizo nada. Tuvieron que explotar los pueblos para que recién los vean desde Palacio. Eso es incompetencia.
Con la finalidad de desacreditar las movilizaciones sociales, se ha desempolvado una vieja trampa de los servicios de inteligencia; meter maleantes entre los manifestantes, romper propiedades públicas y privadas y saquear locales. En la Marcha de los 4 Suyos hicieron lo mismo las entonces huestes del SIN de Montesinos, incendiando el Banco de la Nación, JNE y otros lugares, causando muertos y heridos.
Es increíble que habiéndose dado un toque de queda bajo la supuesta amenaza de que habría desmanes y existiera un comunicado del Ministerio del Interior “la PNP está desplegada en todos los puntos críticos de las protestas para evitar excesos y desmanes”, no se hubiera cumplido su propia afirmación. Aparte de Palacio de Gobierno y Congreso, ningún otro punto crítico se hubiera protegido, ni Poder Judicial, Ministerio Público, Bancos, Tambos, etc.
Estos hechos han herido de muerte al gobierno de Pedro Castillo, ya no solo es la incompetencia y la corrupción; ahora el hambre ha llevado a la gente a la calle y este es un proceso que seguirá creciendo.
Señor Castillo, ¿le suenan los nombres de la profesora Candy Magaly Hinostroza de la Cruz (31), Bruce Pomasunco (13), Armando Quispe Mosco (53), profesor jubilado Juan Jorge Maldonado (82) de Huancayo, Alexander Trujillo Nolasco (18) de Ambo, Huánuco y Johnny Quito Contreras (25) de Ica?
¿Cuántos muertos más quiere usted para renunciar?
(*) Excongresista de la República
(*) Expresidente del Consejo de Ministros
(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.