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Sendero Luminoso y las heridas que dejó el terrorismo

Dos décadas de atentados, asesinatos selectivos y matanzas dejaron cerca de 70 mil víctimas mortales en el Perú

Dos décadas, de 1980 al 2000, fueron marcadas por la muerte, destrucción, el miedo y la desolación. Cochesbomba, torres dinamitadas, asesinatos selectivos, masacres y otros hechos sangrientos que dejaron miles de viudas y huérfanos, cuyas vidas quedaron marcadas para siempre. El terrorismo en el Perú, iniciado por Sendero Luminoso, al mando del genocida Abimael Guzmán, quien falleció recientemente, causó alrededor de 69,280 víctimas mortales según la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR).

Según la CVR, los militantes de Sendero Luminoso causaron el 46% de las muertes; el 30% fue por agentes del Estado, y el 24% por otros elementos o circunstancias (rondas campesinas, comités de autodefensa, MRTA, grupos paramilitares, agentes no identificados o víctimas ocurridas en enfrentamientos o situaciones de combate armado). El autodenominado Movimiento Revolucionario Túpac Amaru tenía otros métodos terroristas, pero también tiene su cuota de muerte.

1980: EL INICIO

La historia de terror de Sendero Luminoso empieza el 17 de mayo de 1980 en Chuschi, un olvidado pueblo de Ayacucho bañado por las aguas del río Pampas.

Fue un periodo oscuro y triste que solo puede ser comparado con los años de la cruenta guerra con Chile y la ocupación de Lima en el siglo XIX. O la pandemia del nuevo coronavirus que en nuestro país va dejando cerca de 200 mil muertos.

El Registro Único de Víctimas (RUV) del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y el informe de la CVR indican que el periodo más violento y mortífero estuvo entre 1983 y 1993. Dan cuenta de sangrientas masacres ampliamente conocidas, como las de Lucanamarca y Accomarca (Ayacucho), y otras de notoriedad menor como las ocurridas en Anco, Umasi, Huayao, Chungui, Socos y Acosvinchos, ubicadas en la misma región; al igual que Tsiriari (Junín).

LAS MASACRES

Como masacre de Lucanamarca conocemos el asesinato de 69 campesinos del pueblo peruano de Santiago de Lucanamarca y sus alrededores el 3 de abril de 1983, en la región Ayacucho. Incluso hay episodios sangrientos no muy difundidos, como el asesinato de más de 50 nativos de la etnia asháninkas, en una comunidad de Satipo (Junín), donde la organización maoísta se ensañó contra hombres, mujeres, niños y ancianos.

Pero no solo las huestes senderistas ejecutaron asesinatos masivos. También lo hicieron miembros de las Fuerzas Armadas. Está, por ejemplo, la masacre de Accomarca, que fue llevada a cabo el 14 de agosto de 1985 en el poblado de Accomarca, en Ayacucho, por elementos de una patrulla del Ejército del Perú contra una supuesta base de formación del grupo de Sendero Luminoso. El pueblo entero fue borrado del mapa luego de la sistemática tortura y violación de su población.

DERECHOS HUMANOS

Entre las 33 mil víctimas mortales que llega a identificar el RUV (24 mil fallecidos y 9 mil desaparecidos) figuran afectados en los mayores casos de violaciones de los derechos humanos de la época: las ejecuciones extrajudiciales y entierros clandestinos en el cuartel del Ejército Los Cabitos (1983-1985) y las masacres de poblaciones enteras en las localidades de Putis y Soras (ambas en 1984 en Ayacucho), así como el arrasamiento militar en el río Huallaga (en Huánuco, 1993) y la matanza en el valle de Tsiriari en Mazamari (Junín, 1993).

La documentación del RUV, que contiene millones de legajos de la CVR, la Defensoría del Pueblo y la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, fue incluida en el Programa Memoria del Mundo de la Unesco en noviembre del 2016. Estos papeles de la verdad en tiempos de la violencia –hoy patrimonio documental de la humanidad junto a los archivos del terror de las dictaduras del Plan Cóndor en Sudamérica; del Jemer Rojo en Camboya; de la invasión japonesa de China y del holocausto israelí en la Segunda Guerra Mundial– concluyen que la actividad terrorista de Sendero Luminoso y del MRTA contra el Estado dejó más de 148 mil víctimas. Gran parte de ellos afectados por el desplazamiento forzoso y la tortura, así como asesinados y desaparecidos.

GOBIERNOS

El principal archivo de datos sobre la violencia revela detalles de la hora más oscura del Perú. De los 33 mil casos de víctimas fatales identificadas, 12% corresponden a menores de edad, 38% ocurrieron en tres años, 1984, 1989 y 1990 (en los gobiernos de Fernando Belaunde, Alan García y el inicio del régimen de Alberto Fujimori), 70% acontecieron en Ayacucho (cuna de Sendero Luminoso y la región más golpeada del país), Huánuco y Junín; mientras que el 92% afectó a civiles.

El registro del RUV también permite identificar la zona más golpeada por la violencia: La Mar, provincia ayacuchana conocida como Oreja de Perro, ubicada en la margen derecha del río Apurímac y casi inaccesible en los ‘80, fue víctima del sanguinario accionar de Sendero Luminoso, pero también de condenables excesos del Ejército.

ATENTADO DE TARATA: SE UTILIZARON 500 KILOS DE DINAMITA QUE OCASIONARON 43 MUERTOS

Uno de los más sangrientos atentados perpetrados por Sendero Luminoso es el de Tarata. Fue el 16 de julio de 1992 en la cuadra 2 de la calle Tarata, Miraflores, donde las huestes terroristas detonaron dos carros, cada uno con 250 kilos de dinamita. El trágico saldo fue de 43 muertos y más de 200 heridos.

La onda expansiva fue tan potente que dañó 183 casas, 400 negocios y 63 automóviles estacionados. Este atentado fue el comienzo de una serie de ataques senderistas que, durante una semana, dejaron 40 víctimas mortales más.

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