
¿Qué garantías de imparcialidad y transparencia puede dar el presidente del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), Jorge Luis Salas Arenas, si, años atrás, dio sus servicios de abogado y defendió a un sujeto que no solo es terrorista, sino que asesinó a un jefe policial? El JNE no es una ONG, que puede apelar hasta criterios subjetivos con tinte político e ideológico, sino una institución oficial que administra justicia en materia electoral y que, por lo tanto, debe actuar con el denominado principio de legalidad, es decir, de acuerdo a la ley y su jurisdicción, no a la voluntad personal o el beneficio de grupo. ¿Da garantías Salas Arenas de proceder bajo estos criterios en el ejercicio de sus funciones?
El JNE no solo inscribe a los candidatos, también resuelve apelaciones sobre tachas y actas electorales observadas o impugnadas, declara las nulidades, proclama a los candidatos electos y otorga las credenciales correspondientes. Por mandato constitucional, sus resoluciones son dictadas en instancia final, definitiva y no son revisables. Es decir, tiene la última palabra. Por lo tanto, la función del JNE es fundamental en el sistema democrático porque es el organismo encargado de velar por la idoneidad de nuestras autoridades. ¿Actúa Salas Arenas de acuerdo a esas reglas o preceptos? ¿Se rige por los principios correspondientes a su cargo?
Hay indicios que pueden llevar a una respuesta negativa. Durante el proceso preelectoral, la prensa denunció que el presidente del JNE cambió su voto a última hora y permitió que Martín Vizcarra siga como candidato al Congreso, pese a que el JEE de Lima Centro 2 lo había excluido por no consignar en su declaración jurada de hoja de vida el 30 % de participación que tenía en la empresa Agrotécnica Estuquiña S.A. Ese fallo tuvo ribetes de escándalo.
Otra perla. Luego de la primera vuelta electoral, Renovación Popular y otros partidos denunciaron, con prueba documentaria consistente, una serie de irregularidades en el escrutinio de votos. Sin embargo, el JNE declaró infundado el pedido de revisión de actas. ¿Se puede confiar en una autoridad tan injusta en sus fallos? Solo el tiempo nos dará la razón. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.