
Dicen los psiquiatras que cuando una persona se enfrenta a un peligro, así sea en el pensamiento, automáticamente deja de respirar. Se trata de una conducta heredada desde los tiempos primitivos, cuando el hombre de las cavernas se escondía detrás de los matorrales y contenía la respiración para evitar alertar a las fieras. En política, este recurso se denomina la “táctica del muertito”. Pero hay también una táctica inversa, el “ruido político”.
Gran parte de las prácticas del hombre son tomadas de la etiología, que es el estudio del comportamiento animal. Son muchos los animales que se hacen los muertos para evitar ser devorados ipso facto por los depredadores, entre ellos el hombre. Hay otras especies que, por el contrario, unen sus gritos para confundir y aturdir al enemigo, como es el caso del mono aullador.
Acorralado por la Fiscalía y el Poder Judicial, la oposición y el grueso de la prensa, que le están haciendo una especie de chaco, el Gobierno parece haber decidido usar un arma similar para defenderse. Una suerte de ruido político circunstancial, “al paso”.
De tal manera que durante el día tenemos a dirigentes comunales y ronderos, muchos procedentes de remotos lugares, tomar las pistas de Lima para dar loas al Gobierno y revivir antiguas frases como “el pueblo, unido, jamás será vencido”, mientras que por las noches los ministros, encabezados por el premier Aníbal Torres, en una suerte de concierto, lanzan arengas invocando a la población a defender a la víctima del ensañamiento: el presidente Castillo.
Esta táctica bulliciosa trae a la memoria la música que salía a gran volumen de los altoparlantes instalados en el carro que daba vueltas a la manzana mientras el grupo terrorista del MRTA tenía en cautiverio a los 72 rehenes en la residencia del embajador del Japón. El objetivo era evitar que los emerretistas escuchen el ruido provocado por los mineros al cavar el túnel para ejecutar el rescate luego de 126 dramáticos días.
La táctica del ruido, aplicada inicialmente por la oposición, parece también ser un recurso del Gobierno. Los peruanos ya estamos notificados. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.