Opinión

Peligroso agente de Inteligencia es nuevo embajador cubano en Lima

Por: Luciano Revoredo

Desde la década de los 60 del siglo pasado, se inició una corriente de insurgencia y guerrillas en Hispanoamérica. La influencia de la revolución cubana en este movimiento es fundamental. Las figuras de los barbudos Fidel Castro y el Che Guevara se convierten en íconos inspiradores de la rebeldía. Poco se sabía entonces que se trataba de dos sátrapas y asesinos en serie.

Lo cierto es que la revolución cubana que se da entre 1958 y 1959 concluye con la toma del poder de una tiranía que sojuzga hasta el día de hoy al pueblo cubano.

A poco de instaurarse el infame gobierno de Castro, en 1961 se crea la Dirección General de Inteligencia o DGI, hoy conocida simplemente como el G2. Desde su creación este servicio de inteligencia, por momentos muy cercano a la KGB soviética, trabajó para controlar y someter al pueblo cubano, hacer labores de infiltración, soplonaje y aniquilamiento de cualquier brote de oposición. Asimismo, trabajó en la “exportación” de su modelo al continente a través de las mencionadas guerrillas y la infiltración de sus agentes. Recordemos el caso en el Perú el caso del Ejército de Liberación Nacional, que intentó iniciar una revolución en el país y que concluyó con la patética muerte de Javier Heraud y que también contó con la participación del excanciller y reconocido criminal Héctor Béjar. Este intento de iniciar una guerra contra el Perú fue dirigido desde Cuba, desde donde regresó adoctrinado Heraud cuando viajó a la isla para una beca de cine.

Esta ambición cubana por ser referente y factótum de la revolución en el continente es evidente cuando en el fracasado gobierno de Allende en Chile era sostenido por la inteligencia cubana a costa de la miseria del pueblo chileno. Cabe recordar que la hija de Allende estaba casada con un alto funcionario del G2 y que según se supo luego, la embajada de Cuba en Santiago en esa época tenía más funcionarios que el propio Ministerio del Interior chileno.

Lo propio se puede decir de la infiltración cubana en la revolución sandinista de Nicaragua y en establecimiento de la tiranía de Ortega, otro criminal y corrupto.

El brazo político de alcance internacional de estos afanes expansionistas ha unido al castrismo con el chavismo en el Foro de Sao Paulo. Organización criminal que pretende imponer el modelo comunista en el continente y que tiene alianzas con parte de las izquierdas europeas.

Ese es el contexto en el que con un gobierno como el de Perú Libre y el inenarrable Pedro Castillo, entregado a los delirios del neosenderismo, del castrochavismo y aliado del Foro de Sao Paulo, acaba de llegar a Lima como embajador de Cuba Carlos el ‘Gallo’ Zamora, un peligroso agente de Inteligencia del G2 con una oscura trayectoria. Sin duda viene a echar una mano en labores de inteligencia, infiltrar el país y sostener una dictadura comunista a la medida de la corrupción de Castillo y compañía. Estamos avisados.

(*) Analista político

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