Orgullo de ser peruano

Por: Antero Flores-Araoz

Tenemos que sentirnos orgullosos de ser peruanos, pues pese a los infortunios temporales y a los problemas que nunca faltan, siempre hemos sabido sobreponernos y, con empuje y esfuerzo superarlos adecuadamente.

Evidentemente, no estamos en el paraíso del cuento de la famosa Alicia, pero podemos tener un país muchísimo mejor del que heredamos si buscando la unión y las metas comunes, nos reencaminamos hacia el desarrollo que trae elevación de los niveles de vida y bienestar.

Gracias a las disposiciones del capítulo económico de la Constitución de 1993, que felizmente no ha sido sustituida, en nuestra patria se dieron las condiciones para que hubiera más inversiones, que como es sabido son las que generan el empleo y este el bienestar.

El solo recordar normas como las de igualdad de la inversión nacional y la extranjera, así como la pública y la privada, el libre cambio, la disposición de excedentes, la no modificación normativa de los contratos y tantas otras reglas sensatas de nuestra Constitución, nos permiten afirmar que, si resolvemos la conflictividad social, regresaremos a la senda del desarrollo.

Las tres décadas que ya tiene nuestra Constitución, fueron de crecimiento, si bien no uniforme, pero se creció y se mejoró la situación de millones de peruanos que salieron de la pobreza. Cierto es que con más esfuerzo y poniendo pie en el acelerador, más rápido llegaremos a la meta, pero las reglas constitucionales que tenemos en materia económica que, son tan acertadas que ni siquiera el desgobierno corrupto de Pedro Castillo pudieron doblegarnos, como tampoco lo pudo hacer el terrorismo de Sendero Luminoso y el MRTA comandados respectivamente por los genocidas Abimael Guzmán y Víctor Polay.

El Perú en estos tiempos difíciles, enfrenta varios retos, que es bueno recordarlos para saber del gran esfuerzo a realizar. Aún tenemos el saldo de las consecuencias dejadas por la pandemia del COVID 19. Estamos con la epidemia del dengue, no hemos terminado con la recuperación de los departamentos afectados por las últimas inundaciones y ya tenemos que hacer obras para prevención por el fenómeno del Niño global, que se acerca a pasos agigantados. Donde se ponga un dedo y se presione un poquito, veremos la pus de la corrupción y la ineficiencia gubernamental para enfrentarla.

Las amenazas en el sur del país, principalmente en Puno, parecen haber amainado, pero siguen latentes cuando no expresamente amenazantes, escondiendo que somos país unitario y, sin olvidar lo que hace el rojerío y la caviarada para detener nuestro crecimiento.

El gran compositor Manuel Raygada Ballesteros, nos enseñó el orgullo de ser peruanos, “de haber nacido en esta hermosa tierra del sol, donde el indómito inca prefiriendo morir, legó a mi raza la gran herencia de su valor”. ¿Tenemos motivos para estar orgullosos?

La respuesta en letras mayúsculas es que SI, pero ello no basta, tenemos que aplicarnos para con dedicación, esmero y también optimismo, forjemos el camino para recuperar la senda del desarrollo que nunca debimos dejar que la destruyan.

(*) Expresidente del Consejo de Ministros

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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