Desde tempranas horas del miércoles, numerosos fieles comenzaron a ingresar a la capilla ardiente instalada en la basílica de San Pedro para despedir al papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano. Su cuerpo, vestido con una casulla roja y sujetando un rosario, fue colocado en un ataúd abierto ante el altar mayor.
Jorge Mario Bergoglio, elegido en 2013, inicia así su último recorrido que culminará con su entierro el sábado en Santa María la Mayor, fuera del Vaticano, como no ocurría desde 1903. Cientos de personas se congregaron en la plaza para rendirle homenaje tras su última aparición pública.
El féretro fue llevado desde Santa Marta en procesión entre rezos y campanas, seguido por cardenales y guardias suizos. Al cruzar la plaza de San Pedro, la multitud respondió con aplausos. Francisco optó por un funeral sobrio, sin el tradicional catafalco, respetando su deseo de simplicidad.
Roma espera recibir a miles de fieles en los próximos días. Las autoridades implementaron estrictas medidas de seguridad, incluyendo controles como los de los aeropuertos. La figura del papa argentino, cercana y austera, ha sido ampliamente recordada en el mundo desde su fallecimiento a los 88 años.
