Monumentos con ruedas
Ramón Castilla fue el primer presidente que se preocupó por embellecer Lima contando con bellos monumentos, allí están el de Simón Bolívar en la plaza de su nombre y el de Cristóbal Colón. Este último tuvo su primera ubicación en la Alameda de Acho para después ser trasladado a una amplia avenida que llevó el nombre del marino genovés y hoy llamada 9 de diciembre para finalmente retirarla varios metros de su emplazamiento por la inauguración del monumento a nuestro almirante Miguel Grau.
Ocurrió lo mismo con la escultura de las Tres Gracias ubicado en la plazuela del teatro, después en la de La Merced y finalmente en la Plaza San Martín; con el monumento a Mateo Paz Soldán frente al Museo Metropolitano colocando en su lugar el de Haya de la Torre; el de Francisco Pizarro emplazado en el atrio de la Catedral, luego se hizo una plazuela especial y hoy está en el parque de La Muralla.
Otra forma de ordenamiento a nuestra ciudad ha sido el de cambiar los nombres a las calles, la avenida Ricardo Palma por Ramiro Prialé, Arica por el de Rufino Torrico o la calle Miro Quesada por el de Santa Rosa y la unión de los departamentos de La Libertad con San Martín tuvo el nombre del fundador del Apra. Recientemente, hubo la intención de cambiar el busto del político, escritor y miembro del partido aprista Luis Alberto Sánchez por el del recientemente desaparecido alcalde de Lima Luis Castañeda Lossio.
Luis Alberto Sánchez fue un intelectual que hizo su carrera política dentro del partido aprista llegó a ser dos veces constituyente, diputado, senador, presidente del Congreso, ministro de estado y 1° vicepresidente de la república.
Si en el centro de la Plaza de La Cultura está Luis Alberto Sánchez, este debería estar acompañado de otros intelectuales de su época como el “trust de cerebros” como llamó Basadre a José León Barandiarán, Manuel Mujica Gallo, Manuel Abastos, Raúl Porras y Guillermo Hoyos Osores; a los que se le debería de sumar a Ciro Alegría, José María Arguedas y al mismo Jorge Basadre.
Curiosamente, tengo una anécdota con el Dr. Sánchez donde me tocó ser protagonista ya que era secretario general del Consejo de ministros. El 28 de julio de 1980 el presidente Belaunde quería promulgar la Constitución y dar el cúmplase a nuestra carta magna; se buscó la autógrafa en Palacio de Gobierno y no se halló porque el general Morales Bermúdez se la llevó a su casa y en el momento no se le ubicaba para que entregue el texto original. Sánchez en su calidad de ex presidente de la Asamblea Constituyente había sido invitado por el nuevo gobierno y ante el impase dijo tener un ejemplar. La ceremonia demoró un poco en realizarse y con el texto que tenía en su poder Luis Alberto Sánchez, el presidente Belaunde promulgó ese mismo día la vigencia de la Constitución de 1979 y acto seguido firmó todo el gabinete. El ejemplar de la Constitución debió quedarse en el Ejecutivo para ser remitido posteriormente al Congreso, pero el Dr. Sánchez dijo que aquel texto era de su propiedad y procedía a llevárselo. Gestioné para recuperar el ejemplar que tenía Morales Bermúdez y cuando lo entregó, en reserva procedí a que firmasen nuevamente todos aquellos que lo hicieron en el ejemplar que se quedó el Dr. Sánchez. Por eso hay dos ejemplares originales, uno se encuentra en el Congreso y otro lo tuvo el Dr. Sánchez, este ejemplar junto con su biblioteca fue vendido a una universidad norteamericana.
Hay alcaldes e intelectuales que no tienen avenidas ni monumentos, siendo el oportunismo una forma selectiva de escoger los nombres de acuerdo con las circunstancias políticas o las simpatías partidarias. Mantengamos la originalidad de los emplazamientos destinados a los monumentos, con ello respetamos a la administración que los puso allí, a la sociedad que lo inauguró, conmemorando la trascendencia de una obra.
(*) Excongresista
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