“Mochasueldos” o “robasueldos”
Por: Martín Valdivia Rodríguez

Durante el gobierno de Ollanta Humala se descubrió que el entonces congresista Wilson Urtecho se había apropiado del sueldo de los trabajadores de su despacho. Hecha la denuncia, inicialmente se solicitó su suspensión por 120 días, pero, tras el desarrollo de las investigaciones, el Congreso decidió desaforarlo e inhabilitarlo por 10 años para el ejercicio de la función pública. Además, la Fiscalía le incautó 5 departamentos y solicitó 24 años de cárcel en su contra. En el actual periodo legislativo, muchos parlamentarios acusados de “mochasueldos”, pero hasta el momento no les pasa nada.
Hay una gran diferencia entre el Congreso de antes y el actual. Antes, los llamaban “robasueldos”, lo que eran; ahora, simplemente les denominan “mochasueldos”. Antes, se mandó 5 años a prisión a un parlamentario, el tristemente célebre “comepollo”, por falsificar vales de consumo, delito grave, pero menor en comparación con el que recorta el sueldo sistemáticamente a sus trabajadores para apropiárselo. Ahora, a los “robasueldos” o “mochasueldos” un poco más y los felicitan por su habilidad.
Actualmente no hay uno ni dos congresistas denunciados por quedarse con los sueldos de sus empleados, son más de diez y varios con pruebas contundentes, testimonios, llamadas telefónicas, mensajes de WhatsApp y otros, pero las investigaciones van a paso de tortuga en una Comisión de Ética y una Subcomisión de Acusaciones Constituciones, las cuales son sindicadas por políticos, analistas y periodistas como blandengues y encubridoras.
En realidad, en los casos de los parlamentarios que les recortan sus sueldos a sus empleados no solo se configura el delito de concusión o apropiación ilícita, sino el de extorsión, pues las víctimas son obligadas a aceptar que les sustraigan el dinero que ganaron con su trabajo a cambio de que los despidan del trabajo. Es decir, hay una amenaza de por medio, “si no aceptas dar parte de tu sueldo, te boto”. En ese tipo de conducta, que se está haciendo cada vez más frecuente en la política peruana, inmoralidad, insensibilidad y abuso de poder.
Ahora bien, no solo hay “mochasueldos” o “robasueldo”, que son lo mismo, en las bancadas de derecha, sino también de izquierda, algunos de cuyos representantes se han mostrado muy hábiles para estos menesteres. Y vaya usted a pedirle la opinión a sus colegas de bancada, miran para otro lado o los apañan con una pasmosa desfachatez. Ojalá pronto se termine esto de “otorongo no come otorongo” para acabar con tanta impunidad. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.