¿Miedo al “plan Bukele”? (I)
Por: Martín Valdivia Rodríguez

Nuestro diario, La Noticia, puso en el centro del debate el denominado “plan Bukele”, dedicando una portada de su edición impresa a las declaraciones del presidente del Poder Judicial, Javier Arévalo, sobre la posibilidad de aplicar en el Perú las estrategias contra el crimen que están dando buenos resultados en El Salvador. La publicación movió aún más las ya agitadas aguas de la política, puso el tema en agenda y ahora casi todos comentan como si fueran expertos en seguridad ciudadana. Muchos se han mostrado a favor de replicar las medidas de Bukele en la lucha contra la delincuencia, pero también han alzado su voz no pocos detractores.
En primer lugar, las objeciones al “plan Bukele” se centran, por un lado, en la supuesta violación de los derechos humanos, pues dicen que el presidente de El Salvador es muy drástico con los delincuentes y que las condiciones carcelarias son extremas. ¿Qué quieren? ¿Qué los traten con guantes de seda?
El otro aspecto que es objeto de rechazo por parte de los opositores de Bukele es que, al aplicar tan duras medidas, estaríamos dejando de cumplir ciertos compromisos asumidos en acuerdos internacionales, precisamente, en materia de derechos humanos.
Hablan como si “plan Bukele” en el Perú se aplicaría a rajatabla, con calco y copia, como si el Salvador fuera un país idéntico al nuestro. A ningunos de los criticones se les ocurre que las estrategias del presidente salvadoreño tendrían que ser adaptadas a la realidad del Perú, que tiene muchas particularidades y complejidades. Las medidas que está aplicando Bukele están consignadas en el “Plan Cuscatlán”, que en materia de seguridad ciudadana se centra en tres estrategias: Atacar las finanzas de las pandillas, recuperar los centros de las grandes ciudades y cortas la comunicación en las cárceles.
Ocurre que en El Salvador el crimen organizado es financiado por los grupos de poder político. “Los financistas han sido los mismos partidos políticos, y se tienen videos de partidos políticos ofreciendo hasta US$10 millones a las pandillas. ¿Y quién ha ido tras ellos?”, ha dicho Bukele al respecto. Al recuperar los centros urbanos se pretende “controlar los territorios “donde más flujo de dinero se les generan a las pandillas”. Y respecto al tercer punto, Bukele dice que el 80% de las órdenes de homicidios y extorsiones salen de las propias cárceles.
Como podrán ver, hay algunas semejanzas y también diferencias. De los tres puntos mencionados, quizá en el que más nos parecemos es el hecho que las cárceles son escuelas del crimen. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.