Opinión

Los errores de Reactiva Perú

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Una de las peores medidas del anterior gobierno fue favorecer con el programa de créditos Reactiva Perú a empresas periodísticas que luego usaron el dinero para liquidar a sus trabajadores desconociendo incluso derechos laborales. El objetivo de Reactiva Perú era ayudar especialmente a las micro y medianas empresas a evitar la quiebra y recuperarse con esa inyección de capital, como lo hicieron muchas humildes pymes que, sin ayuda del gobierno, pero sí con el apoyo de familiares y amigos, lograron renacer prácticamente de sus cenizas con mucho esfuerzo.

Reactiva Perú no estaba destinado a financiar a grandes empresas para aplicar despidos laborales maquillados con renuncias bajo presión. Un grupo mediático fue beneficiado con la mayor tajada de Reactiva Perú destinada a empresas periodísticas. Pese a haber accedido a este beneficio, dicho consorcio ejecutó cientos de ceses laborales. Varios de los trabajadores despedidos fueron periodistas que estaban en plena cobertura, arriesgando la salud y la vida en medio de la pandemia del COVID. Otros fueron conminados por la gerencia de Gestión de Talentos (así le llaman irónicamente al área de Recursos Humanos) a tomarse vacaciones pendientes durante el aislamiento obligatorio “para apoyar a la empresa”. Algunos de los periodistas despedidos fueron sorprendidos con anuncios intempestivos y conminatorios, vía zoom, apurados y poco claros para que aceptaran el cese de “mutuo acuerdo”. Una táctica de guillotina laboral desconsiderada, desleal e inescrupulosa.

Cuando se ejecutó este plan de despidos, la Asociación Nacional de Periodistas (ANP) denunció que este grupo mediático pretendía “encubrir en la figura de ‘acuerdo de mutuo disenso’ el despido de más de un centenar de trabajadores (…)”. “Esta praxis, que intenta amordazar a quienes hoy se han quedado sin empleo, debe ser denunciada y perseguida”, demanda el gremio periodístico.

Sin embargo, no hay evidencia de un accionar fiscalizador efectivo e imparcial de la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil) sobre estas jugarretas empresariales. El actual Gobierno no debe pasar por agua tibia estos atropellos y, en el futuro, tener en cuenta estas triquiñuelas para ayudar a empresas que verdaderamente tratan de reactivarse y no liquidar a sus trabajadores. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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