Opinión

Los errores de Pedro Castillo

EDITORIAL

En la política, más aún si se trata de campañas electorales, los errores se pagan caro. Lo está viviendo en carne propia el candidato presidencial Pedro Castillo (Perú Libre), quien, según las primeras encuestas, luego de las elecciones del 11 de abril, prácticamente duplicaba en intención de voto a su contendora, Keiko Fujimori (Fuerza Popular). Sin embargo, debido a sus continuos errores, este bisoño aspirante a jefe de Estado ahora ha sido prácticamente rebasado por su rival.

El primer gran error de Castillo fue no deslindar a tiempo con el radicalismo del fundador de Perú Libre, Vladimir Cerrón, así como con los vínculos que se le atribuyen con Sendero Luminoso a través del Comité Nacional de Reorientación y Reconstitución (Conare) del Sutep, facción magisterial de resabidos nexos con el Movimiento por la Amnistía y Derechos Fundamentales (Movadef), brazo legal de la agrupación terrorista creada por Abimael Guzmán.

A Castillo lo tildaban de socialista, comunista y prosenderista. Por mucho tiempo se mantuvo callado y recién hace unas semanas empezó a decir que no es comunista ni senderista. Su respuesta fue tan poco convincente, que aumentó las sospechas de analistas y periodistas, quienes escarbaron en su pasado y encontraron verdaderas ‘perlas’.

En segundo lugar, está el afán de Cerrón por dejar en claro, a través sus declaraciones y mensajes por las redes sociales, que él es el mandamás de Perú Libre y autor del ideario, plan de gobierno y cuanto planteamiento ideológico y político haga su partido. Por eso, algunos hasta dijeron que Castillo era su títere.

Cerrón, por sus propias palabras y acciones, es vinculado con Hugo Chávez, Nicolás Maduro y Fidel Castro. Tardíamente, Castillo dijo que él es el candidato y quien toma las decisiones, pero no se atrevió a decir que Cerrón está al margen. La figura de Cerrón, con todo lo negativo que encierra, prevalece en el entorno del candidato. Es como una sombra negra.

Otro grave error de Castillo fue no corregir el radicalismo del ideario y la perorata comunista de Perú Libre. Esperó mucho para decir que no propugna el comunismo. Sus detractores dicen que en un eventual gobierno suyo expropiarán hasta autos y casas, pero él no sale a desmentirlo con claridad.

Un problema grave de Castillo también es su desconocimiento de temas elementales sobre política y economía. Eso del 10% para el sector educación ya se lo han refutado mil veces, pero él no precisa cómo le cuadrarían los números en el presupuesto si llega al gobierno. A ello se suman sus errores en el lenguaje y sus escasas dotes de orador pese a que ya tiene algunos años como dirigente.

La gota que rebalsó el vaso fueron sus estrafalarias propuestas para los debates. Se le aceptó lo de Chota, pero después lanzó la insólita propuesta de debatir en el penal Santa Mónica. Luego, que sea con la presencia de sus padres y los de su contendora. Y finalmente desistió. Él mismo ha convertido la frase “no te corras, Pedro” en un eslogan de su rival.

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