Opinión

La táctica del populismo

Por: Martín Valdivia Rodríguez

El populismo ya no tiene el efecto que causaba antes. Las poblaciones pobres ya no se dejan engañar o pasar la mano con un caramelo, un plato de lentejas o un táper. La gente ahora se valora más y conoce más sus derechos. Los vecinos de Ventanilla se lo demostraron a la primera ministra Mirtha Vásquez, quien aclarando la voz y poniendo énfasis en sus palabras, les informaba que la empresa Repsol les iba a entregar canastas de alimentos. Ese anuncio activó como un resorte la dignidad de los pobladores presentes, quienes a gritos expresaron su indignación y rechazo a tamaña afrenta.

“Nooo”, “vendidos”, “vendepatria” y otras frases se escucharon en la playa de Ventanilla, escenario de otra gran tragedia como la caída del Fokker con todo el equipo de Alianza Lima en 1987. El propio presidente Pedro Castillo pudo escuchar la reacción de la gente, hasta se le mostró incómodo y tan nervioso que se trabó en la lectura del discurso que había preparado para la ocasión. La premier luego aclaró que las canastas que mencionó no son parte de la indemnización que daría la empresa española a los damnificados. No era necesario, los pobladores de Ventanilla lo sabían. Su protesta fue por el significado de la estrategia a la que antes los tenían acostumbrados políticos y candidatos.

En su significado peyorativo, el populismo es el uso de “medidas de gobierno populares», destinadas a ganar la simpatía de la población, particularmente si esta posee derecho a voto, aun a costa de adoptar acciones contrarias al Estado democrático. Populismo, entonces, no solo es un regalo material, un caramelo para endulzar, sino también puede ser un bien inmaterial, como una ley, un decreto o una ordenanza. Contra lo que muchos creen, el populismo no es exclusivo de izquierdas, pues también puede darse en regímenes de derecha.

El recordado filósofo argentino Mario Bunge, autor de “La ciencia: su método y su filosofía”, decía, por ejemplo, que “el socialismo no tiene nada que ver con el populismo, que ofrece dádivas de arriba. Y el socialismo se construye de abajo hacia arriba… El socialismo auténtico no es estatista. Le deja libertad al individuo”.

Se equivocaría el actual Gobierno, entonces, si cree que aplicar medidas populistas le dará réditos políticos. Los peruanos han cambiado, ahora conocen más sus derechos, no se dejan convencer con dádivas, tienen más dignidad. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

Related Articles

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Check Also
Close
Back to top button