El Perú es un país eminentemente minero, tanto que cerca del 45% de su actividad productiva económica pertenece al rubro de los metales: plata, oro, cobre, zinc entre otros, que hacen de nuestra patria bendita un país al menos teóricamente rico. Sin embargo, el gobierno del profesor Pedro Castillo no lo quiere entender. Más pueden los resentimientos, los complejos, las anacrónicas y destructivas ideologías marxistas, maoístas leninistas de la lucha de clases, y de quitarle dinero al rico para dárselo al pobre. O la triste versión de un infeliz comunista de ministro de economía que “le hinca el hígado y le pica el ojo” al ver a gente próspera que con el sudor de su frente y con su trabajo legítimo ha obtenido un automóvil fino de alta gama.
Esa es la triste versión que vive el Perú de hoy con el gobierno del señor Castillo y compañía. Para redondear la faena han designado a una premier que no solo es una incapaz para manejar la administración pública de un país, sino que además no se caracteriza por su inteligencia precisamente. Quienes fuimos colegas de dicho personaje en el Congreso pasado podemos dar fe de esa nefasta personalidad. Pero, para rayar en el colmo de los desaciertos del régimen castillista, designan a la señora Mirtha Vásquez a sabiendas de su perfil anti minero al lado de su mentor Marco Arana. Es una perversidad sin nombre tratar de privar al Perú de las ganancias y utilidades que le otorga su principal actividad productiva: la minería. Es como si el gobierno argentino prohibiera la producción y exportación de carne, o como si los gobiernos de Colombia y Cuba hagan campaña para demoler su producción de café, o el régimen venezolano prohíba la extracción de petróleo para la venta mundial, o los gobernantes chilenos cierren la producción del cobre. Si eso fuera así, pensaríamos que dichos regímenes o están dementes o simplemente son de una entraña tan perversa que lo único que desean es la pobreza, atraso y hambruna de sus pueblos.
Así es amigo lector, tal cual usted lo está leyendo, el gobierno del señor Castillo y Mirtha Vásquez, se oponen a todo lo que sea actividad minera. Es cierto, que en muchos casos se puede mejorar los contratos y renegociarlos con las compañías internacionales extractoras. Es verdad que en algunos casos concretos han originado contaminación en determinados lugares del país, pero para eso existe los estudios de impacto ambiental.
Pero de allí a traerse abajo el principal recurso que tiene el país es de una ruindad sin nombre. El anuncio de la premier Vásquez del cierre de cuatro operaciones mineras en Ayacucho generará la pérdida de miles de puestos de trabajo, y la región dejará de percibir 70 millones de soles por canon minero. La minería da dos millones de empleos directos e indirectos. Hay 3 millones de dólares en pérdidas diarias por bloqueos y actos vandálicos en las mineras. Este nefasto gobierno no defiende al sector privado, dejan y auspician que delincuentes ataquen mineras. Están espantando a los empresarios y destrozando al país.
(*) Exvicepresidente y excongresista de la República
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