La pena de muerte con las horas contadas
El mundo tiende a abolir esta práctica porque, según diversos estudios, no es ejemplificadora ni tampoco disuade al delincuente a cometer delitos contra la vida de las personas
POR: CÉSAR PICCIOTTI
Macedo Hace un par de años, una encuesta realizada en el Perú mostró que en nuestra patria un 87% de los ciudadanos estaba de acuerdo con que se aplique la pena de muerte para violadores de menores de edad que además causen la muerte de la víctima. Asimismo, el 68% consideró que esta pena reduciría los asesinatos. ¿Qué dicen los estudios sobre la efectividad de la pena de muerte? ¿Cuáles son los argumentos a favor y en contra de esta medida?
“Francia va a relanzar el combate para la abolición universal”, dijo el presidente francés, Emmanuel Macron, hace unos días en un acto celebrado en el Panteón de los Hombres Ilustres de París, al recordarse los 40 años de la abolición de la pena capital en Francia. Macron indicó que cuando Francia presida la Unión Europea, en el primer trimestre de 2022, se organizará “en París junto a la ONG ‘Juntos contra la pena de muerte’, un encuentro de alto nivel que una a las sociedades civiles de los Estados que aún aplican la pena de muerte para convencer a sus dirigentes de la urgencia e importancia de abolirla”.
Junto a él, Robert Badinter, exministro de Justicia que sometió a voto su abolición en 1981, afirmó que “la pena de muerte está destinada a desaparecer en el mundo porque es una vergüenza para la humanidad”. Emmanuel Macron recordó que “106 Estados” han abolido la pena de muerte y “otros 56 observan una moratoria o llevan a cabo ejecuciones”. Aunque se cuidó en no mencionar a ningún país que la administra, naciones del África oriental y del Golfo Pérsico, India, China o Estados Unidos todavía la aplican. En Europa, Bielorrusia es el único Estado que todavía la tiene en vigor.
¿QUÉ DICEN LAS CIFRAS?
Según un informe del 2019 publicado por la organización civil ‘World coalition against the death penalty’, la pena de muerte, como medida punitiva en el ordenamiento legal, existe en 56 países en el mundo. El informe precisa que en la actualidad la tendencia apunta hacia su abolición: en el 2018, 142 países abolieron la pena de muerte en la práctica y/o a nivel normativo. De ese grupo, 106 países abolieron esta norma por completo; 8 países la eliminaron para delitos comunes, aunque la mantienen para ciertos delitos de guerra; y se incluye a 28 países que pueden ser considerados abolicionistas en la práctica, porque no efectuaron una ejecución en 10 años.
Frente a ello, Amnistía Internacional realizó estudios específicos y monitoreos sobre la pena de muerte en el mundo en los últimos años. El documento más reciente sobre el tema es su informe global ‘Condenas a muerte y ejecuciones’, publicado en el 2019. Allí se indica que en el 2018 hubo 2.531 sentencias de condenas a muerte en 54 países. Según el informe, al menos 19.336 personas fueron condenadas a muerte en todo el mundo.
El reporte también indica que la pena de muerte fue aplicada de manera constante solo en 13 países durante los últimos cinco años. China lidera esta lista con miles de ejecuciones al año, si bien AI aclara que es un dato sin corroborar debido a que esa información está considerada secreto de Estado. Los otros países que siguen en número de ejecuciones son Irán, Arabia Saudí (donde se ejecutó a más ciudadanos extranjeros), Vietnam, Irak, Egipto, Estados Unidos, Japón, Pakistán, Singapur, Somalia y Afganistán.
En el 2018 se realizaron 690 ejecuciones en 20 países, la cifra más baja de la última década. En ese año, Burkina Faso abolió la pena de muerte en su Código Penal; Gambia y Malasia oficializaron la suspensión de las ejecuciones; y el estado de Washington (en EE.UU.) declaró inconstitucional el estatuto de pena de muerte. Entre los países de América, Estados Unidos y Guyana dictaron condenas a muerte, lo cual representa la cifra más baja desde 1979, según Amnistía Internacional. El Caribe cumplió diez años sin llevar a cabo esa medida.
ARGUMENTOS A FAVOR
Los argumentos a favor aluden a la mejor rentabilidad económica de la pena de muerte, pues el Estado ni los ciudadanos deben costear el mantenimiento en las cárceles de los consignados por delitos graves. También como medida preventiva, ya que intenta disuadir a quienes deseen participar en actividades delictivas. Al respecto de este último argumento, en una encuesta se preguntó si los entrevistados consideraban que aplicar la pena capital ayudaría a reducir la tasa de violencia y homicidios: 6 de cada 10 personas respondieron afirmativamente; en cambio, sólo 3 de cada 10 consideran que no ayudaría.
ARGUMENTOS EN CONTRA
Amnistía Internacional sigue trabajando para poner fin a las ejecuciones y en favor de la abolición de la pena de muerte en todo el mundo y en toda circunstancia. La organización considera que la pena de muerte es un castigo inhumano e innecesario, que supone una violación de dos derechos humanos fundamentales: el derecho a la vida y el derecho de toda persona a no ser sometida a penas crueles, inhumanas o degradantes.
La pena de muerte es discriminatoria y a menudo se utiliza de forma desproporcionada contra las personas económicamente desfavorecidas, las minorías y los miembros de comunidades raciales, étnicas o religiosas. La pena de muerte se impone y se lleva a cabo arbitrariamente. El intento de los Estados de escoger los delitos “más abyectos” y a los “peores” delincuentes de entre los miles de asesinatos perpetrados cada año es fuente irremediable de fallos inevitables. Mientras la justicia humana siga sin ser infalible, nunca podrá eliminarse el riesgo de ejecutar a una persona inocente.
NO ES DISUASORIA
La pena de muerte no es disuasoria. Ninguno de los estudios realizados ha podido nunca encontrar pruebas convincentes que demuestren que la pena capital tiene un mayor poder disuasorio frente al crimen que otros castigos. Tampoco el estudio acerca de la relación entre la pena de muerte y los índices de homicidios, elaborado para la ONU en 1988 y actualizado en el año 2002.