El arbitraje creado como una fórmula alternativa de solución de conflictos con la que, se buscaba contar con un sistema adecuado de resolución de conflictos, que sea, flexible, célere, especializado, sin sobre carga procesal y sobre todo ajeno a los actos de corrupción, sobre todo en contraposición al Poder Judicial, que tiene sobrecarga procesal y la corrupción como sus principales falencias.
En este punto, considero necesario subrayar la posición que tengo respecto del arbitraje. En el sentido que es una interesante disciplina del derecho y a la vez un importante método de solución de conflictos a nivel mundial. El arbitraje, al promover la seguridad jurídica que busca un inversionista, motivó las inversiones y desarrollo de los países, habiéndose inclusive adoptado en el nuestro para las soluciones contractuales. Pero ello no quita que existan casos donde sí se estableció fehacientemente la responsabilidad penal de un número reducido de árbitros, que utilizaron los procesos y sus decisiones como parte del engranaje de un delito.
En los conocidos casos de la empresa Odebrecht, la red criminal Orellana Rengifo y otros, que nos han demostrados procesos arbitrales fraudulentos oscuros, con decisiones contaminadas con actos ilícitos, vemos diariamente que el uso de esta herramienta no goza de ninguna garantía legal y se ha convertido al contrario en el arma de la delincuencia y el abuso en contra de los necesitados. Sin bien, el recurrir al arbitraje deviene de un convenio consensual entre las partes, no vamos a negar que en todos los casos el beneficiario del contrato es prácticamente obligado a suscribir esa cláusula orientada a la intervención de un centro de arbitraje, centro que en todos los casos son allegados al acreedor del contrato. Entonces por ejemplo: el que se presta un dinero y deja en garantía su propiedad, es obligado a suscribir el convenio arbitral, sin saber que ese centro es de propiedad del acreedor. Y como quiera que el contrato tiene una gran cantidad de cláusulas que hacen que el acreedor incumpla alguna de ellas, de inmediato es llevado a la intervención del arbitraje, en el cual un parcializado árbitro que se con[1]vierte en juez y parte, va a resolver el conflicto con desconocimiento total de todas las normas procesales civiles y comerciales, sentenciando a través de un laudo al pago de unas sumas astro[1]nómicas, provenientes de un pequeño capital, incrementando con grandes intereses, daños y perjuicios, además de costas y costos exorbitantes impagables. Todo esto con la finalidad de permitir al acreedor quedarse con los bienes del prestatario y /o vender su propiedad, enriqueciéndose ilícitamente.
Esta mala praxis ya típica en nuestro país, tiene que ser analizada por nuestros legisladores y frenar estos constantes abusos y robos a luz de una presunta legalidad.
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*Abogado penalista
