La cartera de Trabajo en tiempo de crisis ¿Se darán las verdaderas reformas?

Después del fallido golpe, y con Castillo afrontando una prisión efectiva por 18 meses, lo que se viene a nivel político tendrá un efecto natural y directo en el ámbito laboral.

El reto que mantiene el gobierno de Dina Boluarte la tendrá más que difícil, pues la conmoción social aún no es controlada en todo el territorio de la República.

Lo que sí es real, es que ya tenemos nuevo Ministro de Trabajo y Promoción del Empleo, habiendo sido designado para tal efecto, el Dr. Eduardo García Birimisa, quien mantiene cierta experiencia, pues ha sido Asesor del Despacho Ministerial, y Director Regional de Trabajo del Empleo de Lima Metropolitana, cargos que ocupó dentro del propio MINTRA.

Hemos tenido algunos Ministros como Betssy Chávez, Maraví Olarte y Alejandro Salas Zegarra, que poco o nada hicieron para combatir la informalidad del empleo, toda vez que estuvieron avocados en sacar adelante la tan mentada Agenda 19.

Para ser Ministro debe dejarse de lado, todo acto que signifique improvisación, desorden y el irrespeto a los protocolos y normas que deben cumplirse por la solemnidad que emanan de éstos. Se debe contar con la experiencia debida, y manejo para sentar en una mesa de diálogo a representantes del sector empresarial y gremios sindicales.

No es cuestión de nombres ni de personas, sino de preparación adecuada para lograr un adecuado manejo de los conflictos que suscitan en toda relación de trabajo.

Esperemos que la labor del nuevo Ministro de Trabajo se desarrolle a la altura de lo que significa un portafolio tan sensible, cuya conflictividad entre trabajadores y empleadores se ha recrudecido durante la Pandemia.

Las reformas laborales deben ser inmediatas, y debe tenderse el puente de negociación entre los gremios sindicales y los representantes del sector empresarial, vale decir volverlos en una solo mesa dentro del Consejo Nacional de Trabajo (CNTPE).

No basta imponer reformas que perjudiquen al sector empleador, sino por el contrario promover medidas atinadas para recuperar los puestos de empleos, más aún si el INEI ha concluido que en la actualidad más del 77% son prestaciones laborales informales.

Todos debemos apoyar para que el país salga adelante, pero propuestas y decisiones antojadizas, y bajo la mesa no se pueden permitir en el Perú, más aún si éste se encuentre fragmentado y en agonía económica y social.

Sr. Ministro tiene la gran oportunidad de componer la mejor melodía a través de propuestas claras y concretas que todos los peruanos estamos esperando.

No solo basta radicalizar las medidas de inspección laboral, pues hace mucho tiempo que la SUNAFIL ahorca al sector empleador amparado en facultades y Directivas internas controversiales que afectan los principios reguladores del debido proceso administrativo.

Por último, se pretende continuar con los programas sociales cuando se conoce que la precarización del empleo es más fuerte que la formalización laboral.

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(*) Abogado Laboralista

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