
¿Cuándo se perdió la indignación para que seamos condescendientes con la corrupción? Es la pregunta que ronda en muchos peruanos, porque estamos siendo testigos, nuevamente, de los latrocinios que comete la clase política que ahora nos gobierna, con el agravante de haber pregonado todo lo contrario y ufanarse de representar al pueblo.
Si se han dado cuenta, Pedro Castillo no ha salido a deslindar de su ministro preferido, Juan Silva, al que refrendaba en el MTC, gabinete tras gabinete, inclusive cuando salieron los primeros escándalos de corrupción ni se inmutaba, al contrario, le renovó la confianza ¿por qué?
La respuesta la tenemos ahora, porque había poderosas razones, para mantenerlo en el cargo, a un incompetente, que tuvo la osadía de justificar su nombramiento porque solo sabía manejar un carro, una ofensa a la meritocracia y un insulto al sentido común. Ahora se entiende, porque nunca buscaron rodearse de técnicos capaces que puedan liderar en cada cartera ministerial.
Lo revelador ha sido que Juan Silva, este inefable personaje, íntimo del presidente, salió esta semana en diferentes medios de comunicación, negando que conociera a Pacheco o a Zamir Villaverde, inclusive tratándolos de delincuentes.
Pero el tiro le salió por la culata, porque no contó con el audio que salió el viernes, que desbarata sus mentiras, porque no solo conocía a Villaverde, sino que se frecuentaba, hasta en su domicilio y lo más grave que recibía de los “100 grandes” como coima, por la licitación del puente Tarata, tal como figura la transcripción de la Fiscalía sobre esta conversación.
Con todas estas evidencias, el Ministerio Público debería estar accionando las medidas legales, para solicitar una detención preliminar, para que inmediatamente pidan prisión preventiva para este corrupto de Silva, tal vez ahí sí se le va a refrescar la memoria y va a poder delatar a toda la mafia.
Con todos estos vericuetos judiciales en el que está metido este sujeto que fungió de ministro del MTC, durante la mayor parte de este gobierno cleptócrata, ahora Juan Silva con total desparpajo acaba de solicitar al Estado para que se le pague la defensa legal, por un aproximado de 350 mil soles.
Es tan incapaz que no sabe que el derecho que les asiste a altos funcionarios del Estado, como son los ministros, es para que tenga defensa legal, cuando se trata de procesos o delitos de función. Aquí hay actos corrupción, delitos contra la administración pública, en consecuencia, no le corresponde, al contrario, la Fiscalía debería estar tomando las acciones legales en previsión, para evitar que fugue este delincuente Juan Silva.
La estrategia del gobierno, teniendo de vocero a Aníbal Torres es la negación de cualquier vínculo con estos audios y seguro será lo mismo, cuando se evidencien más pruebas que incriminen al propio presidente.
En su narrativa de estos hechos utilizan el argumento falaz que mientras la justicia no condene, no pueden acusarlos de nada; pero Torres no entiende que en estos escándalos de corrupción está la responsabilidad política del propio presidente, que irresponsablemente empodero a esta gente, al extremo de entregarles patente de corso, para que hagan de los ministerios sus chacras para la corrupción.
(*) Excongresista
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